Tomás Gómez
A las 8:22 de la noche, unos minutos después de lo planeado, las sirenas alertaron sobre la llegada del fuego de la independencia a la Municipalidad de Cartago, donde se celebraba un Consejo de Gobierno ampliado.
En manos del estudiante Álvaro Calvo Molina, quien padece parálisis cerebral y compite en los Juegos Deportivos Estudiantiles Especiales, la tea, que tuvo un recorrido fugaz por el país, llegó a la antigua capital, donde el aguacero que cayó desde la tarde amenazó con apagarla.
El fuego fue entregado al presidente Carlos Alvarado, quien al intentar sostener las antorchas para el último relevo, provocó un derrame de combustible que generó alerta entre los bomberos, que le pidieron limpiarse las manos antes de continuar con el acto.
Fotografía: Jose Díaz/Agencia Ojo por Ojo Nancy Durán, enfermera del hospital Max Peralta y Marco Vargas, jefe del Ceaco, fueron los encargados de encender el pebetero con la llama de la independencia.
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Encendidas las nuevas antorchas, fueron el director del Centro Especializado para la Atención de Pacientes con COVID (Ceaco), Marco Vargas, y la enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Cartago, Nancy Durán, quienes hicieron en último tramo del recorrido.
Así fue encendido en pebetero ubicado en la entrada principal de las Ruinas de Cartago, donde nuevamente soportó el viento y la lluvia.
Fotos de José Díaz, agencia Ojo por Ojo
