Tomás Gómez
Cuando fue diputado (2014-2018) todo parece indicar que Víctor Morales Zapata usaba bastante el celular. Con Juan Carlos Bolaños, el importador de cemento que hoy está en arresto domiciliario, por ejemplo, tuvo 1.115 llamadas y con Paola Mora, la expresidente del BCR, 217 contactos.
Los registros los hizo el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) sobre el tiempo en que Bolaños buscaba hacer negocios mediante la importación de cemento chino, gracias a un préstamo de más de $30 millones de dólares que otorgó el Banco de Costa Rica –cuya Junta Directiva presidia Mora-.
Las conjeturas que podían generarse sobre esas coincidencias quedaron confirmadas por la Procuraduría de la Ética Pública (PEP) en un dictamen dado a conocer el miércoles.
”Morales Zapata asumió como suya la lucha por los intereses privados del importador de cemento, propiciando y participando en reuniones tanto en la Asamblea Legislativa como en Casa Presidencial”, dijo la PEP en un informe contundente de 34 páginas.
Tomando en cuenta que, según el documento, “con su actuar alejado del deber de probidad, a la función pública representativa le dio otro sentido, el de representar intereses particulares de Juan Carlos Bolaños, transgrediendo las funciones y competencias otorgadas por la Constitución Política”, El Observador buscó comunicarse inmediatamente con Morales Zapata, pero su teléfono estaba apagado.
Se intentó establecer contacto ese mismo día en la tarde, al día siguiente y durante el fin de semana pero la respuesta siempre fue una grabación: el teléfono estaba apagado.
El independiente más cercano al Presidente
Morales Zapata fue una de las principales fichas de Luis Guillermo Solís.
El propio expresidente le designó en el tercer lugar de la papeleta diputadil por San José para la campaña del 2014 y a los pocos meses de hacer el anuncio, cuando aún ni siquiera se realizaba la primera ronda electoral, comenzaron los dolores de cabeza.
En media campaña se denunció entonces que durante su paso por el movimiento cooperativo Morales había tenido cuestionamientos por peculado y uso de documento falso.
Ottón Solís, fundador de Acción Ciudadana (PAC) y quien también iba en la papeleta legislativa, invocó el discurso ético del partido y llegó a amenazar con renunciar si Morales no era separado de la candidatura.
Con los resultados inesperados del proceso electoral, Luis Guillermo ganó la presidencia y Morales una curul, pero inició su gestión separado del resto de la fracción por una disposición de la Asamblea Nacional del PAC.
En el 2016, un fallo del Tribunal Supremo de Elecciones obligó al grupo de diputados del PAC a readmitir a Morales, hasta que el 2017, precisamente por el escándalo de la importanción de cemento chino, el partido le declaró persona non grata.
Una vez más Morales Zapata quedó fuera de la fracción pero de la Asamblea Legislativa: el 5 de setiembre del 2017 renunció al PAC pero no a su cargo, alegando que su compromiso era con los ciudadanos.
Los mandados de Morales Zapata
En la fracción o fuera de ella, Morales Zapata fue reconocido siempre como un embajador de Luis Guillermo Solís y un hombre cercano a él.
Ahora se sabe que también que era cercano a Juan Carlos Bolaños. “Se presume que Bolaños le solicitó a Morales Zapata, desde el 23 de diciembre del 2014, colaboración para acceder a las autoridades de Gobierno que podrían ayudar con sus requerimientos para agilizar la importación del cemento”, dice el informe.
De acuerdo al texto, Morales habría organizado o facilitado encuentros de Juan Carlos Bolaños con diputados, con el Ministro y el Viceministro de la Presidencia, con el Director Jurídico de Casa Presidencial, con el Ministro de Economía, con el Viceministro de Hacienda y con el Director de Aduanas.
El documento también informa que como parte de sus gestiones Morales Zapata llamó al presidente de la Comisión Nacional de Emergencias para consultarle sobre pagos pendientes de la institución a Juan Carlos Bolaños.
Eran los días en los que el exdiputado contestaba las llamadas.
