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Tras 6 meses paralizados, dueños de busetas de estudiantes hacen múltiples maniobras para tener ingresos

Llevan seis meses paralizados. El 18 de marzo de este año el Ministerio de Educación Pública (MEP) suspendió las clases…

Por Paula Umaña

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Tras 6 meses paralizados, dueños de busetas de estudiantes hacen múltiples maniobras para tener ingresos
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Llevan seis meses paralizados. El 18 de marzo de este año el Ministerio de Educación Pública (MEP) suspendió las clases presenciales y, con ello, la actividad de los transportistas de estudiantes.

Nadie sabía cuánto duraría la pandemia y las primeras semanas los mismos padres de familia se encargaron de apoyar a los transportistas con el pago de la mensualidad, aunque no pudieran transportar a sus hijos.

No obstante, la crisis económica también los alcanzó y muchos de los pagos dejaron de llegar. Desde el inicio de la pandemia, pero aún más cuando las mensualidades cesaron, los transportistas han tenido que recurrir a diferentes maniobras para tener ingresos y subsistir.

Un caso es Eduardo Rojas, que lleva 20 años en el negocio del transporte de estudiantes. Él y sus socios manejaban siete rutas, por lo que en total eran 13 colaboradores.

Los primeros meses de la pandemia, y gracias al apoyo de los padres de familia, se logró pagar el salario a los colaboradores. Ahora entre todos, contó, se busca la forma de ayudar a estos colaboradores ya sea con diarios o con algún otro apoyo.

En el caso de Rojas, que transportaba estudiantes del Metodista en Sabanilla, aún mantiene su unidad y con el carro personal ha podido obtener ingresos realizando especies de encomiendas.

Sin embargo, contó, muchos de sus compañeros han perdido sus busetas por no poder pagar a las entidades bancarias y otros han recurrido a la venta de sus unidades.

“Ha sido algo muy duro, esto es sin precedentes. Hay muchas deudas, la mayoría somos microempresarios, muchas son jefas de hogar y no somos sujetos de crédito. En el peor de los casos los compañeros recurren a garroteros”, contó Rojas.

También está Ona Hidalgo, quien cumple ya 11 años de ser transportista de estudiantes y es jefa de hogar. Ella trabajaba en el traslado de escolares de la Buenaventura Corrales, conocido como el Edificio Metálico.

Al igual que Rojas, comentó que los primeros meses recibía un gran apoyo de los padres de familia, pero poco a poco la ayuda fue mermando pues la pandemia también les afectó económicamente. También recibió el bono del Gobierno.

La posibilidad de conseguir otro trabajo o realizar otra actividad económica se le dificulta aún más porque es la encargada del cuido de sus hijas de 8 y 3 años. Además, solo cuenta con la buseta como medio de transporte, y no puede sacarla de su garaje desde hace 6 meses.

“Lo mío se ha reducido a pagar casa, agua, luz y teléfono, el teléfono porque mi hija tiene que conectarse para clases y yo no tengo computadora”, comentó Hidalgo.

“Llevamos 6 meses que no nos dejan mover el carro para ir al súper o para hacer algo, como los compañeros que algunos venden pescado o verduras”, agregó.

Parte de los ingresos de Hidalgo provenían de los servicios ocasionales que realizaba los fines de semana, pero el derecho también les fue suspendido a los transportistas.

Desde el martes un grupo de transportistas se plantó frente a Casa Presidencial para pedir una solución a lo que atraviesan (foto cortesía de Erick Garita).

Por su parte, uno de los representantes de la asociación de transportistas Atrae SOS, Erick Garita, contó que muchos de sus colegas han recurrido a la venta de diversos productos para tener un ingreso. En su caso, comercializa pescado.

Asimismo, contó, el gremio está preocupado por la cantidad de colegas que han vendido sus unidades, así como por la salud mental de los y las transportistas.

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Esperan respuestas

Esta semana un grupo de transportistas se manifestaron durante tres días en Casa Presidencial. Levantaron el “campamento” luego de que se publicara el decreto del Ministerio de Salud donde incluye a los transportistas de estudiantes dentro de las excepciones de las restricciones vehiculares.

Sin embargo, ahora los transportistas deben esperar a que el Consejo de Transporte Público indique cuáles serán las reglas bajo las cuáles podrán circular las unidades. La Junta Directiva del CTP discutirá el tema hasta el próximo martes.

Garita señaló que esperarán la resolución de la Junta Directiva, y que confían que resuelvan a favor las solicitudes que realizan.

“No estamos exigiendo nada del otro mundo, exigimos restricción vehicular como si fuéramos un vehículo normal”, dijo Garita.

Este gremio ha solicitado por varios meses una serie de peticiones, de las cuales a ninguna tiene luz verde por parte del CTP:

  • Utilizar las busetas para servicios ocasionales los fines de semana, feriados de ley y vacaciones del periodo lectivo
  • Una rebaja del canon por el tiempo que llevan sin poder operar
  • Una prórroga a la vida útil de las unidades de transporte
  • Utilizar la unidad entre semana como vehículo personal

En total, en Costa Rica hay alrededor de 5.200 permisos de este tipo de transporte.

Asimismo, solo 1.132 transportistas mantienen un contrato con el MEP para transportar estudiantes en vulnerabilidad, por lo que reciben una indemnización por hasta un 45% de sus gastos fijos.

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