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Temor, ansiedad y atención adaptada: la vida en la primera línea de combate del coronavirus

San Pablo es el segundo cantón más pequeño del país, con poco más de 7,5 kilómetros cuadrados de extensión y…

Por Manuel Sancho

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Temor, ansiedad y atención adaptada: la vida en la primera línea de combate del coronavirus
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San Pablo es el segundo cantón más pequeño del país, con poco más de 7,5 kilómetros cuadrados de extensión y apenas 28.000 habitantes. Tiene 13 casos de coronavirus según el registro más reciente, con unas particularidades: está arriba en las tasas de contagio si se mide por kilómetro y población, aunque ocupa el puesto 16 en la lista.

El Equipo Básico de Atención Integral en Salud (Ebáis) de esta comunidad florense – y de todos los centros de esta modalidad del sistema de seguro social costarricense – representa la primera línea de atención y trinchera en la lucha contra el COVID-19.

En el Área de Salud de San Pablo, administrada por Coopesiba, se tuvieron que adaptar los servicios. La consulta se varió a medios alternativos, para bajar todo lo posible la presencia de usuarios.

Para disminuir riesgos, se instaló un toldo especial afuera, donde se reciben a las personas con dudas o afectaciones. Por un lado se manejan a quienes tienen problemas respiratorios y no tuvieron ningún contacto con posible nexo de coronavirus; y por otro quienes ya tienen el cuadro característico a COVID-19 o tuvieron un contacto que dispare dudas.

“Sí vienen muchos con síntomas respiratorios tal vez no relacionados con coronavirus, pero sí un poco angustiados”, describió Linsey Beta, médica general del Área.

“Hemos notado un incremento en la ansiedad de las personas, llegan muy ansiosos, algunas alteradas. Otras en ocasiones cuando los médicos les asignan que tienen que realizar la prueba se ponen a llorar”, explicó la enfermera Cynthia Jiménez.

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Golpe a la salud mental

Luis Antonio Espinoza debió acudir el Ebáis el pasado jueves por fuerza mayor. Pero asegura que sigue las reglas para evitar un contagio, aunque le preocupa que no ha podido conseguir empleo en varios meses. (Manuel Sancho/El Observador)

La pandemia no solo avasalla la economía, sino también tumba la salud mental. Aunque no es la atención prioritaria en la lucha, entidades como la Cruz Roja y la propia Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) han alertado del aumento en la demanda de apoyo psicosocial.

Adriana Pacheco, psicóloga del Ebáis, mencionó que el confinamiento agrava conflictos en el hogar de usuarios. Además hay pacientes con diagnóstico de depresión o rasgos ansiosos viven momentos complejos. Pero la batalla emocional también la libran los empleados.

“Tratar de irlos confrontando (los pensamientos), tratar de ir enfocar en las cosas que sí podemos controlar, trabajar técnias relajación, de autocuidado, de autogestión de emociones”, explicó Pacheco.

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“Esto es un vivir el día con día, aquí donde estamos en primera línea. Si llegan seis o 10 pacientes van a ser recibidos de igual manera, con mucho respeto, con mucho profesionalismo”, puntualizó la enfermera Jiménez.

Luis Antonio Espinoza, vecino de San Pablo de 62 años, destacó la labor de su centro médico comunal. Él, como todo el cantón y el país, se adapta y reacciona para vivir cada 24 horas una pandemia que tiene sumida a la raza humana en la incertidumbre, pero también en un incesante trabajo…empezando por los trabajadores de salud.

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