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¿Teletrabajo? Pese a crisis, muchas labores como las de guardaparques y trabajadores de la salud deben continuar

“Que hagan teletrabajo”, “¿Por qué la gente sigue saliendo a la calle?” Estas y más preguntas continúan saliendo a flote…

Por Paula Umaña

Tiempo de Lectura: 5 minutos
¿Teletrabajo? Pese a crisis, muchas labores como las de guardaparques y trabajadores de la salud  deben continuar
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“Que hagan teletrabajo”, “¿Por qué la gente sigue saliendo a la calle?” Estas y más preguntas continúan saliendo a flote en medio de la crisis sanitaria por coronavirus en Costa Rica, sobre todo, de aquellas personas quienes tienen la posibilidad de trabajar desde sus casas.

Sin embargo, hay otras profesiones que no permiten llevar los quehaceres laborales hasta el seno del hogar, ya sea porque deben resguardar la seguridad y salud de la población, o porque deben proteger uno de los tesoros más preciados del país como lo es su biodiversidad.

Trabajadores de la salud, bomberos, guardaparques, policías, guardas de seguridad, entre otros, son parte de una gruesa población que sale, día a día, a continuar con sus labores.

En el lugar más recóndito del país

El Ministerio de Salud cumple ya poco más de 15 días de pedir a diario a la población de Costa Rica mantener el distanciamiento social y, en la medida de lo posible, una cuarentena voluntaria.

Sin embargo, hay un grupo de personas que saben por excelencia lo que es el confinamiento, y no en las casas, sino en los lugares más escondidos y paradisíacos del país: los guardaparques.

Geiner Golfin lleva ya más de una década de viajar hasta su lugar de protección, aquel reconocido mundialmente como uno de los destinos turísticos más maravillosos, la Isla del Coco.

La crisis del coronavirus se vive de manera más ligera en el lugar, que está a 36 horas de la provincia de Puntarenas. No obstante, la preocupación por los familiares y la información no faltan.

“Es curioso, porque el tema de la cuarentena y el aislamiento para nosotros es algo muy común, es nuestro diario vivir. Tengo compañeros que tienen 20 años de estar en ese modus vivendi”, dijo.

Actualmente en la Isla se encuentran nueve guardaparques, dos bomberos y cuatro personas voluntarias, que continúan sus jornadas normales de vigilancia y protección de los recursos naturales.

“Aunque hipotéticamente cerramos las puertas del parque, hay que seguir las labores”, contó Golfin.

Desde que se dio la orden del cierre parcial de fronteras, los poco más de 36 turistas que se encontraban en la Isla del Coco dejaron la maravilla natural para salir del país lo más pronto posible. En más de un 97%, los turistas que llegan hasta ese pedazo de tierra rodeado del Océano Pacífico son extranjeros.

Golfin aseguró que sus colegas y él han tomado las medidas recomendadas por el Gobierno, y que ya se solicitaron más suministros para cuando el próximo barco entre al lugar.

Aunque la señal es intermitente y el internet no es el mejor, quienes habitan los poco más de siete kilómetros de la isla se informan a diario con sus familiares, redes sociales y la información que el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) les envía.

“Aquí continuamos con las labores normales, hemos acatado eso sí las directrices del Ministerio de Salud. A pesar de que tenemos comunicación limitada, hemos tenido comunicación por teléfono celular y radio, para ver cómo planificamos el tema de contingencia que se va a dar próximamente con el ingreso y cambio de personal”, contó el guardaparques.

Usualmente se reúnen en horas de la noche, donde se actualiza sobre los lineamientos en materia de salud y las directrices del Sinac.

“Aquí no hay televisión, no tenemos acceso a noticias por ahí. Es por radio o vía internet, pero la capacidad de internet es sumamente limitada, la información no es tan fluida como quisiéramos”, dijo.

En la Isla propiamente no hay afectaciones económicas, puesto que no cuenta con hoteles ni con comercios. No obstante, los afectados directos son los touroperadores con permisos para viajar con turistas hasta el lugar.

En unos días, el grupo de guardaparques que se encuentra en la Isla será relevado, por lo que volverán a “continente”, como le llama Golfín. Los guardaparques trabajan en una jornada de 30 días laborados continuos y 22 días libres.

Los guardaparques de la Isla del Coco continúan con las labores de protección y monitoreo de los recursos naturales (foto cortesía Geiner Golfin).

Osa, la otra maravilla natural

A lista de lugares paradisíacos costarricenses se suma la Península de Osa, que resguarda gran parte de la biodiversidad del país. Allí también hay guardaparques, que pese a la crisis y tener lejos a la familia, deben continuar con sus labores.

Una de ellas es Deyanory Jiménez, que se desempeña como funcionaria del Parque Nacional Corcovado, específicamente del sector La Leona.

“No estamos recibiendo turistas, pero seguimos en patrullajes y recorridos, por aquello de que haya presencia de alguna persona”, contó Jiménez, quien algunas veces sale hasta la zona de playa para obtener una mejor señal telefónica que le permita comunicarse con sus familiares.

La guardaparques aseguró que siguen al pie de la letra los lineamientos emitidos en materia de seguridad e higiene, como mantener el distanciamiento y limpiar constantemente los puestos de vigilancia.

“Aquí la señal no es muy buena, pero tenemos cable. Y por WhatsApp, salimos aquí al frente de la playa y hay señal”, explicó sobre la manera de cómo se informan.

Jiménez sale a sus días libres hasta el próximo 10 de abril, luego de pasar 20 días continuos en labores dentro del Parque Nacional Corcovado.

“Nosotros no podemos tomar así como la gente que dice que por algún problema no va a trabajar, nosotros tenemos que trabajar, es igual que los policías, tenemos que trabajar protegiendo. Cuando no son narcos, son oreros o cazadores”, manifestó la guardaparques.

El Parque Nacional Corcovado, en la Península de Osa, es uno de los que resguarda mayor diversidad biológica en el país (foto: Sinac).

Salud, un servicio esencial

Hellen Salazar -nombre ficticio a petición de la entrevistada- es trabajadora de la salud del Hospital México, en una unidad de atención social. Durante los primeros días de crisis por el coronavirus en Costa Rica, tomó la decisión de dejar la casa de sus padres e irse a vivir por algunas semanas donde su hermano.

Según cuenta, debía seguir atendiendo a sus pacientes en las instalaciones del Hospital, pero pocos días después les solicitaron que no asistieran más. Aunque atender una situación social por teléfono es difícil, comentó que se tomó la decisión para no poner en riesgo a las personas.

“Igual no estaba llegando gente, reprogramamos las citas para hacer telemedicina, por teléfono. Es raro, obviamente es menos personal, pero son las medidas que hay que tomar. Uno hace el intento”, contó Salazar.

Lleva más de 15 días fuera de su casa, con tal de proteger a sus papás, ambos adultos mayores.

“Papi tiene 65 y todos los números de la rifa, porque es hipertenso, tiene arritmia cardíaca y es operado de cáncer. Mami tiene 62, está bien pero tienen que estar en la casa. Si solo salir a la calle es un riesgo, ahora salir a la calle y estar en el hospital es un riesgo aún mayor”, manifestó.

No obstante, aseguró que la incertidumbre también corre por el lado de contagiar a su hermano y a la pareja, aunque toma todas las medidas posibles para evitar un contagio.

“Llego directo al baño, se lava mi ropa por aparte, me quito los zapatos y les pongo Lysol, cosas así. Uno trabajando en salud ya igual está expuesto a muchas cosas, pero hay que salir a trabajar”, dijo.

Salir de casa, para comer

Kerlin Vargas también debe salir todos los días de su casa para trabajar como cuidacarros en La Sabana. Ella tampoco puede tomar la decisión de hacer teletrabajo, ni mucho menos no salir de casa.

Aseguró que desde que inició la crisis por COVID-19, la actividad se vino a “pique” y no está generando ganancias.

“Ni para subsistir, con solo decirle eso. Uno viene más que todo a cuidar el campo, pero a La Sabana no viene nadie a entrenar ni a recrearse”, dijo Vargas.

Y es que es así, en media crisis, las labores continúan. Pese a que una gran parte del país pudo acogerse al beneficio del teletrabajo, muchos otros deben continuar saliendo a las calles para ganar su comida de la semana o bien, mantenerse alejados de sus familiares para resguardar los tesoros naturales que pertenecen a Costa Rica.

Colaboró el periodista de El Observador Harold Leandro.