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Sin datos reales y con litigio internacional a cuestas, Gobierno convoca “Plan del Aguacate”

Con un documento que carece de datos o estadísticas reales y frente a un litigio internacional pendiente, el miércoles pasado…

Por Juan Pablo Arias

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Sin datos reales y con litigio internacional a cuestas, Gobierno convoca “Plan del Aguacate”
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Con un documento que carece de datos o estadísticas reales y frente a un litigio internacional pendiente, el miércoles pasado el ministro de Agricultura Renato Alvarado presentó el “Plan Nacional de Aguacate”.

La iniciativa tiene como meta incrementar la producción de esta fruta localmente, pese a los bajos niveles de productividad estimados y la carencia de información fidedigna sobre la producción.

De acuerdo con el documento oficial del Plan Nacional de Fortalecimiento del Sector Aguacatero, con fecha de junio de 2019, no existen datos reales que revelen la productividad por hectárea en el país, pero las estimaciones sugieren 5 toneladas anuales.

Esta cifra se queda corta frente a lo que se logra en fincas de países como México o Perú, donde el rendimiento más bajo supera las 30 toneladas anuales por hectárea.

Tampoco hay información precisa sobre el área sembrada, el número de productores o los costos.

Y sumado a lo anterior, el país enfrenta una disputa internacional ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), por la restricción a la importación del aguacate de la variedad Hass que impuso desde mayo del 2015 el Servicio Fitosanitario del Estado.

El reclamo internacional fue presentado en marzo de 2017 por México, principal proveedor mundial del fruto, por considerar que se trata de una medida arbitraria. La restricción también afecta las importaciones desde Australia, España, Ghana, Guatemala, Israel, Sudáfrica, Venezuela y el estado de Florida, en Estados Unidos.

El conflicto por la restricción a la importación del aguacate mexicano llevó a Costa Rica a figurar por primera vez como un país demandado en el sistema multilateral del comercio, donde el país participa desde noviembre de 1990 cuando ingresó al GATT, órgano precursor de la OMC.

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Estimaciones aventuradas

Según el plan anunciado por el Gobierno, en un plazo no mayor a una década el país lograría aumentar el área cultivada en un 125%. Esto como resultado de un “apoyo técnico” de instituciones estatales.

Dichas estimaciones resultan aventuradas para los expertos, pues para que Costa Rica alcance niveles similares a los de países como México y Perú, necesita un horizonte de tiempo largo y una inversión cuantiosa.

“Solo para mejorar la estructura química del suelo deben pasar unos 10 años. Una vez sembrados los árboles, los primeros frutos aparecen de 3 a 5 años después”, explicó Roberto Alpízar, tecnólogo y auditor en salud alimentaria.

Transcurrido ese plazo, se deben sortear otros obstáculos. Por ejemplo, la planta del aguacate al principio da pocos frutos y muy grandes. Ese “calibre” no es aceptado en algunos mercados.

Un argumento similar esgrimió Randall Benavides, vocero de la Cámara de Exportadores e Importadores de Productos Perecederos (Ceipp), quien cuestionó la extensión de tierra cultivada que propone el plan.

“Ni siquiera hay datos precisos de lo cultivado ahora. Y para sembrar algo nuevo hay que quitar algo, porque la frontera agrícola se acabó hace años”, dijo.

Producción nacional

Según el documento del Plan, en Costa Rica la producción de aguacate se ha centrado principalmente en dos polos de producción: la zona de los Santos (León Cortés, Tarrazú y Dota) y Frailes de Desamparados, con la variedad Hass; y el Pacífico Central (San Mateo, Esparza y Orotina) con las variedades antillanas.

La variedad Hass es de menor tamaño, cáscara más gruesa y mayor material graso. Por el contario, las variedades antillanas son grandes, de cáscara muy delgada y abundante material acuoso.

En Costa Rica, la producción de aguacate de altura (Hass) se desarrolla entre los meses de julio y febrero, mientras que el aguacate de bajura (antillano) centra su producción entre marzo y junio.

Las cosechas nacionales cubren menos del 40% de la demanda local y la calidad del producto dista de parecerse al importado.

“El aguacate nacional no es de la misma calidad del mexicano. La merma del producto es del 50%, que se desperdicia (…) Qué bien que se apoye al productor nacional, pero ¿qué pasa con los consumidores?”, cuestionó Jorge Figueroa, vicepresidente de la Cámara Costarricense de Restaurantes (Cacore).

Efectos de la restricción

Para Benavides, de la Ceipp, con la restricción al aguacate que emitió el Gobierno del expresidente Luis Guillermo Solís, se generó un conflicto en un mercado que ya estaba organizado.

Esto provocó que, en cuestión de 4 años, el consumo per cápita anual pasara de 3,5 kilogramos a 2 kilogramos.

“El aguacate pasó de ser accesible a un producto de lujo… y ahora hasta hay contrabando”, aseveró.

Una visión similar comparte Figueroa, de Cacore, quien destaca que muchos negocios han tenido que variar menús y adaptar platillos a las nuevas condiciones del mercado.

“El precio se disparó, porque hay menos en el mercado de lo que había antes. En algunos momentos el kilo de aguacate alcanzó el mismo nivel del lomo de res. Muchos restaurantes que lo tenían de cortesía, lo desaparecieron”, agregó.

Datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería reportan niveles de incremento en los precios del aguacate cercanos al 70% y una disminución de aproximadamente un 30% en las importaciones, que ahora solo se pueden hacer desde Perú, Chile o Colombia, para la variedad Hass.

De acuerdo con la documentación del caso contra Costa Rica en la OMC, el informe definitivo sobre el reclamo mexicano se divulgará probablemente durante el segundo semestre de 2020.