Desde la Columna
Marian Bákit para El Observador
Dentro de los aspectos más arraigados del ser humano están los hábitos, comportamientos aprendidos que realizamos de manera automatizada y que nos facilitan la toma de decisiones, ahorrándonos muchísima energía. Positivos o negativos, los damos por aceptados como parte de las normas de existencia, además de “estabilizarnos” la vida.
Esto mismo sucede en las empresas: sus protocolos heredados, roles de reportería, controles, planificaciones anuales, campañas internas, y evaluaciones entre muchos otros. Si bajamos un poco más al departamento de mercadeo nos encontramos con las campañas de imagen, las dinámicas comerciales, la negociación por espacios en tiendas, entre otras.
Por otro lado, la ciencia ha demostrado que modificar un hábito es de los retos más difíciles que existen. Que lo digamos quienes hayamos tomado alguna vez la decisión de dejar de fumar. Para que esto suceda tiene que acontecer algo extraordinario, por ejemplo, una indicación médica estricta.
Para que una persona modifique sus hábitos de compra, tiene que pasar por un cambio radical en su vida: un embarazo, un traslado de ciudad o un divorcio. Por eso, si alguna vez alguna agencia de publicidad con una campaña promete cambiar hábitos de consumo, dudaría en ese mismo instante de la eficiencia del mensaje.
Para una empresa ¿qué tiene que pasar para que modifique sus hábitos? Suficiente con la sacudida por la que estamos pasado.
El presente
Hay hábitos que hasta el momento han funcionado o creemos que han funcionado porque nos hemos acostumbrado a ellos. Empecemos por la planificación a largo plazo, comodísima por cierto, pero rígida como ella sola.
Tiempos como los que vivimos debido a la pandemia del coronavirus nos dejan claro lo que siempre nos han dicho: ni el pasado ni el futuro existen. Esto no significa que no debemos de tener claro hacia dónde vamos, por el contrario; con lo que no podemos ser estrictos es con el cómo, porque el “cómo” es volátil.
Otra arista, es la forma en que analizamos los negocios. ¿Son necesarios tantos reportes y tantas mediciones? Sería mejor pensar qué nos interesa medir y para qué. Salir adelante de la adversa situación económica implicará cambiar parámetros de referencia. Las empresas cuentan con data histórica de la cual se puede extraer mucha información no intuitiva, llegó el momento de usarla.
Las empresas las conforman las personas y ellas regresarán a sus oficinas habiendo pasado por una transformación personal totalmente involuntaria. Adaptarse al viejo pero nuevo talento también requerirá cambiar hábitos empresariales para lograr la integración de manera adaptativa.
Marian Bákit es Directora General de Ideas MCW
Email: [email protected]
Web: www.ideas.cr
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