Destacado

Protestas, el anzuelo que mordió Carlos Alvarado el 25 de julio

El mensaje positivo que el Gobierno pretendía dejar en Guanacaste, durante la celebración de la Anexión del Partido de Nicoya,…

Por Tomás Gómez

Tiempo de Lectura: 2 minutos
Protestas, el anzuelo que mordió Carlos Alvarado el 25 de julio
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

El mensaje positivo que el Gobierno pretendía dejar en Guanacaste, durante la celebración de la Anexión del Partido de Nicoya, quedó de lado en los últimos minutos de la visita. 

Aunque el equipo de comunicación de Casa Presidencial insistió en visibilizar inauguraciones y proyectos, la noticia fue protagonizada por un presidente salido de sus casillas que gritaba, gesticulaba y daba golpes al podio, mientras el público le silbaba y exigía su salida. 

Gobernantes anteriores como Oscar Arias o Laura Chinchilla habían tenido recepciones similares, no solo en las celebraciones de Guanacaste, sino también el 14 de setiembre en Cartago o el 11 de abril en Alajuela, pero no respondieron de la misma manera.

El presidente enredado

Pasadas varias horas desde los incidentes del discurso, las críticas y los memes surgidos mantienen el tema vivo, por lo que El Observador conversó con el analista Gustavo Araya sobre el tema. 

“Él fue cómplice al caer en la trampa”, resumió el experto al explicar la reacción presidencial. 

“Los sindicatos ahora tendrán, ficticios o reales, argumentos de que es un presidente que se sale de sus casillas, con el que no se puede negociar. Además, el presidente queda mal ante la ciudadanía, donde no tiene una imagen muy buena”, agregó. 

OBSERVE MÁS: Presidente se despide de Guanacaste a gritos y enojado

Para Araya, la situación era bastante predecible tomando en cuenta el escenario que habían vivido administraciones anteriores en Nicoya y las que había sufrido en carne propia durante la celebración de la Independencia el pasado mes de setiembre. 

“Decía Tsung Tzu que el buen general conoce el terreno. El presidente y su equipo de comunicación no averiguaron cómo han estado los últimos 25 de julio”, advirtió el analista, quien agregó que también pudo haber fallas en el sistema de seguridad.

Manifestantes se hicieron presentes al último discurso del presidente Carlos Alvarado, en Guanacaste. (Tomás Gómez | El Observador)

Respuestas que hunden más

Según el analista, se nota a un Carlos Alvarado que no había estado sometido a los niveles de presión en los que se encuentra actualmente, a lo que sumaron el ambiente tenso de las protestas y la incertidumbre por la renuncia del ministro de la Presidencia, Rodolfo Piza. 

La explicación de Alvarado, quien justificó su actitud en “que tenía hambre”, fue otra torpeza en el proceso.

Agregó que si en lugar de decir que lo que tenía era hambre por no haber almorzado, hubiera dicho que le molestaba que se echara a perder una celebración con insultos, que le molestaba dañar el trabajo de los estudiantes, de los profesores, de la Municipalidad y las fuerza vivas de la comunidad, quizás se habría entendido la reacción.