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Productos con “riesgo reducido” buscan validar su lugar frente al dañino fumado

(Varsovia, Polonia) Si existe un consenso entre consumidores, científicos, académicos y diseñadores de políticas públicas en el mundo, es que…

Por Juan Pablo Arias

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Productos con “riesgo reducido” buscan validar su lugar frente al dañino fumado
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(Varsovia, Polonia) Si existe un consenso entre consumidores, científicos, académicos y diseñadores de políticas públicas en el mundo, es que fumar cigarrillos de tabaco es la manera más peligrosa y dañina de consumir nicotina.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el costo global de atender enfermedades relacionadas con el fumado (combustión de tabaco) tiene un costo anual de $1 billón, es decir, un millón de millones de dólares, en términos de atención médica y productividad.

Asimismo, más de 6 millones de personas mueren en el mundo por alguna enfermedad vinculada al fumado. Esta cifra es más alta que la suma de los decesos por Malaria, HIV y tuberculosis sumados en todo el planeta.

Así lo explicó Gerry Stimson, un especialista en salud pública que participa este jueves en el Sexto Foro sobre Nicotina, en la capital polaca.

Ante esta realidad, comunidades activistas a favor del consumo de nicotina y la industria buscan abrir un espacio para los productos de riesgo reducido, los cuales van desde simples parches o chicles, hasta vapeadores, calentadores, cigarrillos electrónicos y productos comestibles como el snussueco.

Dichos productos, aunque no están exentos de riesgos, sí cuentan con evidencia científica de que disminuyen los peligros en comparación con los daños asociados al quemado del tabaco, pues en su producción intervienen menos químicos y no hay combustión durante el consumo.

Empero, las duras legislaciones contra el tabaco -emitidas en todo el mundo- han evitado que estos productos puedan ser comercializados como alternativas al fumado, pues son clasificados con los mismos riesgos.

Activistas como Stimson, creen que una opción viable que deben estudiar las autoridades de Salud del mundo es que los productos “de riesgo reducido” funcionan en muchos casos para que las personas dejen definitivamente el fumado; y ya existen datos de la caída en el consumo de cigarrillos en países como Suecia y Japón, a raíz de productos novedosos.

Stimson apoya estas afirmaciones en un estudio que dirigió denominado “Ni fuego, ni humo: Informe sobre la Reducción de Daños por Tabaquismo a nivel mundial 2018”, el cual registró hallazgos como una caída del 27% en el consumo de cigarrillos en Japón, en un periodo de dos años, desde la entrada de dispositivos de riesgo reducido como vapeadores y calentadores.

También relata el caso de los países nórdicos, como Suecia y Noruega, donde una combinación comestible de tabaco, agua, sal y aromatizantes, conocido como snus, ha tenido éxito entre los fumadores que quieren dejar el fumado, pero mantener el consumo de nicotina.

Esta posición la respalda Fiona Patten, una legisladora australiana quien considera que en algunos países hasta se “ha criminalizado” el consumo de los vapeadores, mientras se mantiene la venta de cigarrillos.

No son para nuevos consumidores

Otro de los consensos entre la industria y las comunidades de consumidores es que los dispositivos de riesgo reducido no pueden estar dirigidos a enganchar nuevos consumidores, sino que deben posicionarse únicamente entre la población de fumadores.

No es para menos, la OMS estima que el número de fumadores en el mundo sobrepasa los 1.100 millones. La idea es que esta población sea la que pueda elegir la manera en que seguirá consumiendo la nicotina, un componente que, sin embargo, no está libre de riesgos y además es altamente adictivo.

“Los cigarrillos electrónicos y el snus han disminuido el consumo de cigarrillos comunes. Son sustitutos. Millones se están pasando de cigarrillos a los sustitutos como el vapeo”, dijo el canadiense David Sweanor, un especialista en derecho con énfasis en Salud y Políticas Públicas.

En su opinión, si estos productos llegan a manos de “no fumadores” o nuevos consumidores es porque la política pública fue mal diseñada. 

“Debe decirse la verdad sobre estos productos, todos los riesgos. Es con una política pública inteligente y dirigida que se evita que llegue a quienes no fuman”, sentenció.

Industria en transformación

En la oferta de nicotina la investigación y el desarrollo de tecnología están a la orden del día. El mercado actual lo componen tanto emprendedores con ideas disruptivas, como las grandes transnacionales del mercado del tabaco.

En el lado de los disruptores hay productos como Juul, que consiste en un pequeño dispositivo cuya base son sales que contienen nicotina, las cuales se calientan con una pequeña dosis de agua.

Partes internas de un dispositivo Juul. (Juan Pablo Arias/ El Observador)

También está Enovap, un dispositivo creado en el 2015 que permite a sus consumidores regular los niveles de nicotina durante el día. Su creador, Alexandre Scheck, está convencido de que su aparato sirve para paulatinamente ir abandonando el fumado y la necesidad por nicotina.

La empresa sueca Zyn se une a este grupo con una propuesta que sí incluye nicotina, pero libre de tabaco.

Las transnacionales del tabaco tampoco se han quedado cruzadas de brazos y han desarrollado productos que intentan ser sustitutos de sus propios cigarrillos. Tal es el caso de Vype y iSwitch, vaporizadores de British American Tobacco;  el IQOS, un calentador de tabaco sin combustión de Phillip Morris International y el snus que manufactura Japan Tobacco.

El Foro Global sobre Nicotina se extenderá hasta el próximo 15 de junio.

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