Emprendimiento

Prashad: un místico emprendimiento de sabrosas conservas

La versión Prashad de Sergio Córdoba se escribe tal como suena en su lengua nativa, el sánscrito. Para este arquitecto…

Por Marco Marín

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Prashad: un místico emprendimiento de sabrosas conservas
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La versión Prashad de Sergio Córdoba se escribe tal como suena en su lengua nativa, el sánscrito. Para este arquitecto de profesión y su emprendimiento de conservas, lo que importa es el sabor.

“Significa alimento para los dioses. Es un ritual que realiza la gente hindú. Cada persona lleva un alimento y es una ofrenda para los dioses. Es la base del concepto”, explicó Córdoba, de 37 años.

La idea lo remonta a sus días de niño, cuando la familia de su abuela materna se juntaba, todas las semanas, a comer en la casa de ella. Por eso, cuando este cocinero autodidacta buscó nuevos horizontes más allá de su profesión, no dudó en honrar esta memoria.

Desde hace más de un año y medio, este emprendedor renunció a su trabajo en una oficina de diseño arquitectónico, para empezar su propio negocio de productos envasados, entre los que destacan sus hongos en aceite de oliva.

Durante este lapso pasó de conseguir su primera venta, a cumplir con, al menos, 100 órdenes por mes. Además, inició el proceso para obtener el permiso sanitario.

Destinado a cocinar

Más allá de los almuerzos y las cenas donde su abuela, Córdoba siempre tuvo una pasión por cocinar. Desde pequeño tuvo que prepararse su propia comida, algo que le resultaba agradable. Eventualmente, trabajaría como cocinero.

“Estaba en la universidad cuando mi padre murió y tuve que meterme a trabajar en lo que fuera. La familia de un amigo tenía una cafetería y ahí empecé lavando platos hasta verme más involucrado con la cocina”, explicó.

Los sábados en la tarde, tras la jornada laboral, era tradición que la familia compartiera un rato en la casa que tenían en la parte de atrás del local. Córdoba comenzó a ser invitado a la actividad donde todo participante debía llevar un aperitivo.

“Colgado el delantal, nos íbamos a la sala. Fue una receta que nació en una noche. Mi amigo preparaba unos hongos que me gustaban mucho y ahí nació la inspiración, cuando iba a otras actividades llevaba mi versión y a la gente le gustaba”.

Córdoba asegura que tardó cerca de un año en perfeccionar esta receta y luego empezó con otra de berenjena, la cual le fue heredada por su cuñada, quien es de origen mexicano.

Sin embargo, durante los siguientes 14 años completó sus estudios de arquitecto y se desempeñó en diversas oficinas. Eventualmente la rutina se volvió tediosa, mientras que la fama de sus productos se expandía de boca en boca.

“Mi primer pedido fue de un familiar. Mi tío me pidió un…no fue un frasco, por que en ese entonces usaba envases de plástico. Pero eventualmente me empezaron a pedir que llevara dos o cuatro a otras actividades”, añadió.

Lo que hoy es vendido en un frasco con etiquetas pero, en un principio, Córdoba recuerda tuvo que vender su producto en un envase de queso crema. (Cortesía Prashad)

Esto sirvió de motivación para comenzar un proyecto que, desde hace algún tiempo atrás, venía dando vueltas en la cabeza de este inquieto creador. La decisión no fue fácil, incluso acepta que “pateó la bola” durante mucho tiempo.

“Me llevó varios años tomar la decisión, en especial por dejar de percibir un salario fijo. Pero, pasar de ser empleado, a dueño de mi tiempo y mi trabajo, fue sentir que era lo correcto”, afirmó.

“Con cinco rojos”

El primer paso consistió en industrializar la receta para que el costo de producción y de venta se mantenga igual. Luego vino la concepción del nombre y su registro oficial. Finalmente, tuvo que diseñar una estrategia mercadeo.

“Si te puedo decir, con fe, que empecé el negocio con ¢5.000. Con eso fui y compre los ingredientes para mi primer pedido formal. Vendí, recuperé y así empecé. Eventualmente, con las ganancias y unos ahorros que tenía, logré pagar otros gastos”, afirmó.

Poco a poco, la microempresa de Córdoba comenzó a tomar forma. Primero fue el logo de la marca, los frascos etiquetados y las cajas de empaque. Mientras tanto, el mercado también se hizo presente gracias a los perfiles en redes sociales.

Pedidos por correo

Córdoba asegura que su registro como PYME en Correos de Costa Rica, la presencia en Facebook y un poco de fortuna, lo catapultaron a su nivel actual.

“Tengo mi página y me inscribí ahí hace como un año y desde entonces hago envíos a todo el país. Ahí tuve un golpe de suerte. Correos inauguró uno de sus casilleros inteligentes. Resulta que ese día el Presidente (de la República) fue”, explicó.

Pero ese día, el mandatario Carlos Alvarado no solamente estuvo presente, sino que fue fotografiado con uno de los envases de Córdoba y “las ventas incrementaron bastante a partir de esa publicación”, aseguró el emprendedor.

Un fortuito golpe publicitario ayudó a aumentar sus ventas. En la foto, el presidente Carlos Alvarado sostiene una caja de la marca. (Cortesía Prashad)

A pesar de esto, afirma que si bien las redes sociales representan un aporte importante al negocio, el 100% de sus ventas no se logra gracias a ellas.

A pesar de este crecimiento, Córdoba acepta que tuvo que recurrir a otras alternativas como dar clases, una vez a la semana, para poder reinvertir las ganancias de la empresa en su expansión.

Además, abrió su propia oficina de arquitectura y durante el año ha llevado tres proyectos diferentes, aunque asegura que su enfoque y motivación gira en torno a Prashad.

Adelantó que piensa incorporar una conserva de repollo, estilo sauerkraut (chucrut), y otra de tomates cherry. Al mismo tiempo repite que sus productos buscan transmitir ese mensaje de convivencia y que unan a las personas alrededor de la mesa.

“Ese es el valor que tiene para mi: compartir el llamado alrededor de la mesa. Por eso quiero que sea un referente y, eventualmente, incorpore los conceptos de arte, gastronomía y arquitectura”, aseveró.