Paula Umaña
La crisis económica generada por el coronavirus en Costa Rica no discrimina por sectores productivos. Desde hace semanas, los pescadores de todos los sectores arrastran las consecuencias de las restricciones fronterizas en el mundo, así como el cierre de hoteles y restaurantes en el país.
Dentro del grupo de pescadores, todos están siendo afectados por igual: la pesca turística, la de palangre y la artesanal están paralizadas.
Martín Contreras, presidente de la Cámara de Pescadores de Guanacaste, señaló que uno de los factores que más les ha golpeado es el cierre tanto de hoteles como restaurantes nacionales, a quienes se les comercializaba los productos pesqueros.
Señaló que las grandes empresas que compran el producto para exportar o distribuir en el país disminuyeron de forma considerable la demanda. El líder pesquero aseguró que los precios que se pagan por los productos han bajado de forma significativa.
“Una especie que cuesta ¢2.500 o ¢3.000, te dicen (los intermediarios) ‘yo te la compro pero te la voy a comprar a ¢700 u ¢800’. Pero los gastos del pescador siguen siendo los mismos, y si comparamos producción y gasto no empatamos, entonces ¿cómo se va a salir a pescar, si esto no me da ni para comer?”, lamentó Contreras.
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La preocupación por la disminución de los precios y la demanda también la manifestó el vocero del Sector Palangrero Nacional, Mauricio González, quien dijo que el costo de algunas especies de las más consumidas – como corvina y dorado – han disminuido hasta en un 50%.
Afirmó que más del 80% de la flota pesquera tiene dificultades para mantener su operación, por lo que han decidido no salir a pescar.
“Todos los sectores estamos paralizados, estamos colapsados. Los precios se vinieron al suelo, por haber poca demanda cuando se cerraron los hoteles y los restaurantes”, comentó González.
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Así lucía el Paseo de los Turistas, en Puntarenas, el martes 31 de marzo, ante los efectos de la epidemia de coronavirus. (Harold Leandro/El Observador)
En Puntarenas, como en las otras provincias costeras, la drástica caída del turismo provocó una cadena de afectación para las actividades económicas del lugar.
“Si usted viene a Puntarenas y se va al lado del Paseo de los Turistas…eso asusta, es un desierto. Si se va al lado del estero, donde está la producción de pesca, va a ver todas las lanchas pegadas, amarradas”, describió el palangrero.
González dijo que en total son alrededor de 15.000 familias las que se ven afectadas en todo el país – sobre todo en las costas – por la situación que atraviesa el sector.
Un sondeo hecho por la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco) señaló afectaciones en las exportaciones de productos de pesca y acuicultura a mercados como Bélgica, Estados Unidos y Hong Kong. Muestran problemas como la baja en los precios de hasta un 50%, ampliación en los periodos de pago y la cancelación de pedidos hasta en un 30%.
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En abandono
La pesca artesanal – como la que se vivía en Colorado de Abangares en el Golfo de Nicoya – está colapsada, al igual que el resto del sector. (Manuel Sancho/El Observador)
Ante la crisis, la Cámara de Pescadores de Guanacaste echó mano de un capital de ¢3 millones que mantenían, para intentar ayudar a los pescadores artesanales de la zona a comercializar los productos, en una iniciativa que denominaron “operación arroz y frijoles”, pese a que nunca han intervenido en la logística de venta.
Tanto Contreras como González señalaron que el clamor de los pescadores continúa sin ser escuchado por el Gobierno. Para los representantes, la pandemia de COVID-19 solo vino a agravar la precaria situación del sector que ya lleva años.
Los palangreros piden a las autoridades que se dé prioridad a las compras de pescado nacional a través del Programa Abastecimiento Institucional (PAI), así como un plan de reactivación de la actividad y apoyo con los alimentos a las familias más afectadas.
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Moratoria en pago de cánones
Ante la emergencia, el jueves, la junta directiva del Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca) acordó posponer el cobro de los cánones anuales de las licencias de pesca comercial, autorizaciones acuícolas y de transporte, y comercialización de productos pesqueros, que deban hacerse entre el 16 de marzo y el 16 de junio de 2020.
El acuerdo AJDIP/048-2020 establece que se otorgará el plazo de tres meses a partir del vencimiento del canon anual correspondiente, para proceder con el pago respectivo con la institución.
De este beneficio se exceptúa a los supermercados, los cuales deberán atender el pago del canon correspondiente, según las fechas de vencimiento.
Los palangreros reclamaron que la medida es insuficiente y solo un parche ante la crisis.
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Paula Umaña
Un viaje diario entre palabras, versiones, hechos y verdades. Una periodista en constante aprendizaje, con el sueño de ser bióloga marina y sumergirse en las historias más profundas del gigante acuático.
