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Permitir a papá ser papá

Para El Observador. Hace algunos años se pasaba por alto la verdadera importancia de un papá en la vida de…

Por Emilia Malavassi

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Permitir a papá ser papá
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Para El Observador. Hace algunos años se pasaba por alto la verdadera importancia de un papá en la vida de los hijos; se les veía como una figura de autoridad, fría, distante y proveedora, podía estar o no estar y todo sería igual. Se hablaba poco, o nada, del impacto que un papá tiene en todas las áreas de desarrollo de los hijos.

Los tiempos han cambiado y por dicha, hoy existe muchísima evidencia que demuestra que un papá sí tiene gran influencia en los hijos, y que lograr un vínculo sano y seguro vale pena.

Un papá que demuestra afecto, con el que se puede hablar cuando estamos tristes, que disfruta los logros, que te abraza cuando aparece el miedo, que conoce cuales son los juegos favoritos… eso que puede parecer tan “simple” trae muchísimos beneficios para los niños.

Sin embargo, aún nos falta mucho camino y existen papás que se siguen limitando a cumplir un rol que ya está obsoleto. Papás que no logran pasar tiempo de calidad solos con sus hijos, que no saben cómo fortalecer esa relación; no saben cómo ser.

Las palabras de Serrat son sabias: “se hace camino al andar”, y al hablar de ser papá aplican, absolutamente.

Un papá se puede convertir verdaderamente en papá solo siendo papá. Se necesita estar verdaderamente presente en la vida de los hijos, conocerlos, pasar tiempo de calidad juntos, tener un vínculo fuerte. Para ser papá en todo el sentido de la palabra, no basta aportar un 50% del material genético, vivir en la misma casa o ser pareja de la mamá.

Y ahora sí, ¿Por qué eso no pasa siempre? ¿Qué impide que un papá sea papá?

Se cree culturalmente que los “bebés son de las mamás”. Para entender esto basta con preguntarnos: ¿Qué se le dice al papá cuando nace un bebé? ¿Quién llega a verlo a él? ¿Se le pregunta al papá cómo se siente? Culturalmente, cuando un bebé nace todo es en función de la mamá, la ven a ella, la cuidan a ella, le preguntan a ella, y a los papás los vamos dejando a un lado.

“Sólo mamá sabe”. Unido al punto anterior, la gran mayoría de personas hablan del instinto materno como si este excluyera la posibilidad de un instinto paterno. Y desde el día uno, sólo mamá sabe. La realidad es que las mamás tenemos ventaja, ya que los hijos estuvieron dentro nuestro por nueve meses Vamos adelantadas, pero lo cierto es que los hombres tienen un instinto también y pueden desarrollarlo, pero hay que permitírselo y en muchas ocasiones no se les da el chance.

¿Cómo permitirles eso? Cuando los niños son bebés, los padres tienen que poder alzarlos, sacarles cólicos, bañarlos, sentir que no tienen idea qué hacer y aún así ver qué hacen.

Es necesario que puedan vivir lo que vivimos todas las mamás en algún momento, porque es ahí cuando se acercarán realmente a sus hijos, conectarán con ellos y entonces, se harán papás. Muchas veces veo mamás pidiéndole al papá de sus hijos que sean papás, pero la pregunta en esos casos es ¿Cuándo ellos podían serlo, ella se lo permitió? O se le dijo: “así no, yo lo hago, vos no sabés”.

Presiones económicas. Tener un bebé es caro, implica nuevos gastos y definitivamente un ajuste en las finanzas de la familia. Para muchos hombres esta nueva realidad se traduce en una gran presión al creer que debe ser asumida en la totalidad por ellos. El “tener que” ser proveedores hace que le entregan todas sus energías a esto, sintiendo que serán buenos papás si económicamente logran que no falte nada. Y por esta razón no abren espacios para conectar con sus hijos, sino que se dedican a suplir las necesidades nada más.

La relación de pareja. Este punto es clave, es frecuente que cuando las parejas no están bien pongan a sus hijos en medio y los conviertan en el “arma secreta”, en el punto débil que más duele. “Si peleamos, no te dejo estar cerca de bebé” o “Si peleamos, no quiero estar cerca de bebé”. El ser papá, es distinto al ser pareja y hay que aprender a marcar esa diferencia desde el día uno. La relación de pareja no es la que marca la pauta en el desarrollo de esta relación tan importante. Claro está, si un papá está involucrado con sus hijos la relación de pareja puede verse beneficiada, así como si la relación de pareja está fuerte, un papá puede sentir mayor libertad para acercarse e involucrarse con sus hijos.

La propia historia. Mamá y papá, ambos necesitan reconciliarse con su historia para poder dejar a papá ser papá. Aún cuando alguno no tuviera un buen papá, aún cuando pudieron haber recibido heridas fuertes, hay que entender qué fue lo que dolió y sanarlo, que fue lo que sirvió y aprender de eso, pero es muy importante tener claro que no están repitiendo recetas. Están escribiendo una nueva historia y pueden hacerlo de una nueva manera. Lo cierto es que para que esta nueva historia sea mejor y más positiva se necesita trabajar en resolver y sanar porque de lo contrario será un impedimento.

Hoy es el Día del Padre, hoy los invito a reflexionar de manera especial sobre nuestros papás, sobre los papás de nuestros hijos, sobre su “yo papá”.

Les invito a pensar en qué está impidiendo a un papá ser papá, no para recriminarlo, sino para intentar cambiarlo, para lograr abrir espacios nuevos de cercanía. Son muchos los beneficios para los niños cuando tienen un papá presente en sus vidas, el impacto es positivo y definitivamente vale la pena.

Además les digo: nunca es tarde para empezar de nuevo, para ser mejores y sentirnos verdaderamente presente en la vida de los hijos. Un papá siempre puede aportar en la vida de su hijo, tenga este un día de nacido o 80 años de vida, hay que saber que siempre podemos sanar heridas, mejorar relaciones y trabajar para sentirnos más cerca. Pero recordemos que esto no se logra a control remoto, solo se es papá siendo papá.

MPsc. Emilia Malavassi es Psicóloga, especialista en terapia de pareja y familia.
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