Portada

“Me sentí muy sucia, pero ya no siento vergüenza”: Tica usa el arte para superar violación sufrida en Berlín

Shelley Lui Wong no olvida la noche del 18 de julio del 2019, pero ella decidió no estancarse en aquel…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 3 minutos
“Me sentí muy sucia, pero ya no siento vergüenza”: Tica usa el arte para superar violación sufrida en Berlín
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Shelley Lui Wong no olvida la noche del 18 de julio del 2019, pero ella decidió no estancarse en aquel momento y seguir adelante con su vida. Y el arte se ha convertido en su medio para sanar y superar ese trance, ese episodio violento que ella desea que ninguna mujer lo sufra.

Lui Wong llegó a Costa Rica a los 11 años procedente de Hong Kong junto a sus padres originarios de Indonesia. Aquí cursó el colegio y la universidad, donde estudió comunicación con énfasis en publicidad.

Hace 11 años se estableció en Berlín, la capital de Alemania, para trabajar en esta área y,  desde entonces, ha ido creciendo hasta convertirse en la directora creativa en una agencia.

Trabajo, mucho trabajo lleno de retos y emociones así como tiempo con sus amigos colmaban sus días en esta ciudad conocida por su ambiente artístico y la riqueza cultural y arquitectónica.

“Berlín está llena de cicatrices, pero en cada una ha sabido hacerse un tatuaje. Una ciudad que anda reconciliándose desde siempre consigo misma. Tal vez por eso sabe transformarse, inspirarse y trascender”, escribió National Geographic en el 2017.

Esa misma ciudad le tatuó una dolorosa cicatriz, que al momento la hizo sentirse “sucia” y con “vergüenza”, pero también con mucha rabia y enojo contra sus vecinos, porque ninguno quiso ayudarla, a pesar de que ella asegura que algunos de ellos estaban en el mismo piso de edificio donde ocurrieron los hechos.

Después de ese incidente ella cuenta que trató de seguir con su normalidad, pero en el fondo sabía que no existía tal normalidad.

Shelley se llenó de valor y decidió hablarlo con una línea de ayuda, un centro médico y la policía, sin esperar que las autoridades la harían sentir culpable o, al menos, juzgada cuando le preguntaron por su atuendo la noche de la violación o si había ingerido licor.

A pesar de ello la costarricense decidió proseguir con la denuncia y, gracias a ADN hallado en la ropa de aquella noche, la policía logró detener al sujeto, quien recién cumplió 18 años.

Tres meses después ella le confesó lo ocurrido a su papá y su mamá, ambos de 80 años y vecinos de San Pedro de Montes de Oca.

También le escribió una carta a sus vecinos. “Ahora entiendo por qué reaccionaron así. Es más fácil ignorar, es más fácil taparse los ojos, es más fácil taparse los oídos. Ya no siento cólera pero quiero tratar de educar.

“Entiendo que es fácil voltear la cara pero quiero cambiar eso”, expresó en entrevista con ese medio, días después de que la cadena de televisión pública alemana, Deutsche Welle, publicó un video sobre cómo ella canalizó en el arte todos sus sentimientos, emociones y pensamientos tras la violación.

Shelley realizó una exposición en una galería de Berlín y la respuesta fue abrumadora, según relató. Por eso ahora trasladará las imágenes que creó en una exposición virtual que espera tener lista en agosto. Y uno de los cuadros fue realizado por su propio padre, quien también expresó sus emociones a través del arte.

Mientras espera el juicio -que posiblemente sea en los próximos meses- la compatriota asegura que el tema de la violación ya no la hace sentir avergonzada y, más bien, espera que se amplíe la discusión acerca de este delito no solo en Alemania, sino también aquí en Costa Rica.

La nación europea se encuentra en medio de un debate sobre  las violaciones, en especial aquellas cometidas por jóvenes, luego de que se registraron tres violaciones grupales, además de una agresión sexual también grupal, con escasos días de diferencia en abril del año pasado.

En una de ellas cinco menores de entre 12 y 14 años violaron a una joven de 18 años con una leve discapacidad psíquica. En otra cinco menores de entre los 11 y los 17 años agredieron sexualmente a una menor de 15 años.