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La sexualidad entre los 25 y 35 años

Margarita Murillo para El Observador Son increíbles los cambios y las inquietudes que se viven en la adolescencia, pero son…

Por Desde la Columna

Tiempo de Lectura: 3 minutos
La sexualidad entre los 25 y 35 años
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Margarita Murillo para El Observador

Son increíbles los cambios y las inquietudes que se viven en la adolescencia, pero son aún más los que se van suscitando entre los 25 y los 35 años. Solo para mencionarles lo que la teoría sexual establece, sabemos que tanto hombres como mujeres están en una fase afectiva, eso significa que hay un reclamo por una relación que tenga un valor afectivo.

Hay una mayor sensibilidad al sentido moral, una mayor armonía sexual entre ambos, mayor capacidad de vivir la amistad. Pero vale resaltar que en esta época hay una sensación de vacío afectivo. Significa que todo aquello que no hemos aún decidido resolver, sanar, perdonar, aceptar u olvidar será “cobrado” durante estos años.

Si ponemos un poco de atención notaremos que estos años son los años de formar y establecer una pareja permanente, establecer una familia, criar niños. Como un equilibrio exquisito nuestros niños necesitan de padres y madres con sentido moral, valor afectivo y capacidad de desear unirse con el otro con un propósito de creación, de construcción.

Pero a la vez es un tiempo de reclamos, que si vemos profunda y honestamente, los reclamos van dirigidos de una forma indirecta contra sí mismos. Mucho de lo que nos fastidia del cónyuge, si observamos en lo interno de nuestro ser, viene a ser nuestros propios defectos o situaciones sin resolver de nuestra historia personal. 

Además es durante estos años cuando se darán la mayoría de los divorcios, por ese proceso de construcción que dependerá de la calidad del tiempo y del conocimiento del otro que dediquemos en pareja antes de comprometernos.

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Sexualidad y amor por etapas

Les reitero que el amor se vive por etapas y la construcción de una sexualidad en relación de pareja también.

Primero está el enamoramiento, que es un tiempo en donde no hay caricias sexuales. Por lo general es una relación de confianza, afinidad intelectual y química. Luego viene el conocimiento con caricias ligeras. Si lo mezclamos con caricias fuertes como las que se dan cuando existe un compromiso y una intimidad, nos perderemos del verdadero proceso de conocimiento y construiremos nuestra relación sobre el placer genital.

¿Y qué sucede cuando ya vivimos juntos y la rutina nos mata ese placer genital, tan buscado en el no compromiso y la no-relación? Pierde su verdadero “sabor” muy pronto y no lograremos mantener ese deseo y placer mutuos que puede durar muchos pero muchos años. 

Lo más importante durante esta época es el buscar la autonomía, la intimidad primero consigo mismo(a) y luego con el otro. Debo buscar independizarme de mi familia para poder construir mi vida. Y aquí entran todos esos solteros y solteras que se quedan por sécula seculórum en casa de papi y mami. Grave error pues retardamos la etapa de madurar y asumir nuestra madurez.

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Adolescentes y más maduros

¿Y qué sucede entre los 35 y los 50 años? Como esas cosas caprichosas y maravillosas de la naturaleza la ruleta da vuelta, y las mujeres estarán en una fase amorosa genital.

Si son observadores notarán que los hombres entre la pubertad y los 25 años también están en una fase genital, pero no amorosa genital. Implica que las mujeres en este período de edad tendrán mayor sensibilidad genital, celos, pasión, mayor sensibilidad sensorial, buena capacidad de alcanzar las respuestas sexuales genitales. Los hombres estarán en una fase amorosa pasional.

Si observan las adolescentes estarán en una fase emocional, con mayor energía pasional, celos, pasión, mayor sensibilidad emocional, menos capacidad en la frecuencia para alcanzar las respuestas sexuales genitales. Y como equilibrio en ambos habrá:

  • mayores energías vitales sexuales en una tendencia a crear y a realizar cosas nuevas
  • mayor capacidad en las realizaciones profesionales
  • mayor capacidad de fecundidad afectiva y espiritual (que fue lo que hice notar en el artículo anterior)

Se está con fecundidad afectiva y espiritual y es precisamente lo que necesitan nuestros adolescentes, pues en este período de nuestra vida estaremos criando a los adolescentes y el equilibrio será en la comunicación profunda, mayor comprensión y aceptación, determinación y equilibrio en la relación con ambos hijos e hijas.

Y como todo proceso, el adulto joven es aquel que acepta sus responsabilidades y es capaz de asumir el paquete de la sexualidad completo, es decir con compromiso afectivo, erótico y espiritual.

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Margarita Murillo es psicóloga y máster en sexualidad clínica
Autora del libro: Cómo enseñar sexualidad

Web: http://sexoamoryvida.com
Correo: [email protected]
Instagram: @margaritamurillo
Facebook: Margarita Murillo Sexóloga