Desde la Columna
Andrea Acosta Feoli para El Observador
Nos encontramos a menos de una semana de Navidad y ya muchos están saliendo de las vueltas y últimos pendientes del año, con los chicos ya en vacaciones y ahora sí: comienzan las carreras por los regalos.
Existen regalos formales que representan un mayor compromiso, por ejemplo algún regalo para un cliente o para el jefe; y existen otros regalos que, tal vez, nos da más emoción dar. Son a aquellas personas a las que queremos dedicarle un poco de pensamiento y tiempo para buscar algo verdaderamente especial.
Lo primero que debemos hacer es siempre pensar en la persona que va a recibir el regalo y no en nosotros mismos. Este consejo va muy de la mano de mi definición de etiqueta: se trata de hacer sentir cómodos a quienes están alrededor mío.
Lo mismo va con los regalos. Busquemos algo que a la otra persona le vaya a gustar o a servir. Para esto es importante conocer a la persona, prestar atención y estudiar. Un buen consejo es ir anotando ideas en una lista (que hasta lo puede hacer en su teléfono) durante todo el año.
¿No les ha pasado que a mitad de año tal vez ven algo o se les ocurre una idea de algo que le gustaría o necesitaría un amigo, pero no tienen ocasión, o tal vez presupuesto en ese momento, para regalárselo? Anotar esas ideas y revisarlas a final de año puede ser muy útil.
Consideraciones importantes al dar un regalo
Es muy importante saber qué evitar y en esta categoría encontramos regalos que, aunque provengan con la mejor de las intenciones, a manera de consejo, pueden ser malinterpretados por quien los recibe. Por ejemplo: equipo de ejercicio, libros de dieta o de temas que pueden ser controversiales como religión, política o algún tema que pueda ir en contra de las creencias de la persona. No hay que preocuparse, ya que si usted hizo bien la tarea desde un inicio, sabrá qué regalar y qué no regalar.
Otra consideración que requiere mucho cuidado y feeling es cuánto debemos gastar en el regalo. Gaste lo que pueda gastar, y con esto me refiero a que compre lo que esté dentro de sus posibilidades. No vaya a gastar dinero que no tiene.
Si este año tiene un poco más de presupuesto, tenga siempre cuidado de no comprar algo muy extravagante que más bien pueda comprometer a la otra persona y hacerlo sentir incómodo.
Y nunca pida disculpas por su regalo. Alguna gente de antemano se disculpa si regala algo pequeño, o algo que no cree que le va a gustar a la otra persona. Esta acción debe evitarse pues puede incomodar a la otra persona o puede hacer que su regalo se vea por menos de lo que en realidad es.
Y mi consejo favorito a la hora de dar regalos: ¡Envuélvalos! La forma en cómo se presenta un regalo, para mí, es tan importante como el regalo en sí. Para quien lo recibe, es un momento de emoción, de expectativa, y uno mucho más valioso y memorable si se recibe un regalo bonito, con un empaque cuidado y limpio.
Cuando una persona se toma el tiempo de envolver bien un regalo y darle una buena presentación, dice muchísimo de su personalidad, y de qué tanto se preocupa por la otra persona y del mismo regalo. Es como recibir una linda invitación para un evento: genera expectativa de la fiesta y dan más ganas de ir.
La regla de oro de la etiqueta para regalos es: lo que vayamos a darle a alguien, que le haga sentir cómodo y especial.
Un regalo bien pensando no tiene porque ser un regalo costoso, pero sí uno que demuestre que nos tomamos el tiempo y nos preocupamos para buscar algo que le gustara a esa persona, tal vez sus flores favoritas, o puede ser algo que hagamos nosotros mismos, como cocinar su receta favorita.
Recuerde: lo más importante no es el regalo en sí, pero sí la intención y el cariño detrás del mismo.
Andrea Acosta Feoli es consultora en etiqueta y protocolo graduada de Protocol School of Washington
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