Intensivista de la CCSS: “La UCI no es la antesala del cielo”

Las camas de las Unidades de Cuidados Intensivos de los hospitales de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) son utilizadas por pacientes que tienen posibilidad de recuperarse.

Solo tres de cada 10 fallecimientos a causa de la COVID-19 han sido en una cama UCI, y por eso, el intensivista Marco Boza aseguró que la “UCI no es la antesala del cielo”.

Desde que inició la pandemia, 1521 personas han requerido hospitalización a causa de complicaciones por la COVID-19, de las cuales 492 necesitaron de una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Actualmente, hay 250 pacientes, que por su complicación requieren ese internamiento especializado.

“Este virus es multifacético y bimodal, tiene muchas caras y por eso decimos que la COVID-19 es la maestra del disfraz. Va desde la persona asintomática diagnosticada por mera coincidencia hasta la persona que tiene síntomas muchísimo más palpables en condiciones de muerte inminente”, agregó el doctor.

Para entrar a una UCI se necesita tener cierto grado de probabilidad de recuperación; históricamente nunca ha entrado un paciente “ni demasiado bien ni demasiado mal, UCI exige grado de recuperabilidad y esperanza”, acotó Boza.

Por eso en las UCI se reciben personas después de haberse sometido a una cirugía importante, o al haber sido parte de un accidente de tránsito, así como alguien que sufrió de un paro cardiaco o cualquier otro padecimiento que presente posibilidad de recuperación.

Según Boza la cantidad de respiradores no asegura la capacidad en una UCI. (CCSS)

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Reacción del paciente COVID-19

Boza detalló que el 95% de los pacientes COVID-19 positivos en Costa Rica presentan un cuadro gripal leve que podrá manejarse ambulatoriamente desde su hogar. Esa se cataloga como la primera modalidad del virus.

“La segunda modalidad consiste en una serie de cambios que suceden en el cuerpo, generalmente nocivos, por una respuesta inmunológica exagerada. Eso le sucede al 5% de los confirmados”, aseguró Boza.

Sin embargo resaltó que a casi siete meses de aparecer en el mundo el nuevo coronavirus, el cual ya cobró la vida de alrededor de 937 mil personas, siempre se está en una curva de aprendizaje.

A nivel de inversión, el intensivista detalló que el 20% de la población atendida en UCI, podría utilizar el 80% de los recursos de la institución, ya que una UCI va más allá de una cama y un espacio en el hospital.

“Cada servicio tiene su propia estructura y naturaleza, no son sólo camas, hay una serie de elementos, como recursos humanos, técnicos y materiales que van a encargarse del tratamiento de cada persona”, explicó.

Además de la ventilación mecánica que requieren algunos pacientes, también se necesita de personal altamente calificado así como de una serie de monitores y aparatos que regulen y controlen la actividad de los órganos vitales.

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