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Estereotipos y factores culturales desalientan a las mujeres a estudiar carreras STEM

“¿Por qué te vas a meter en un gremio tan masculinizado?”, “Mejor estudiá otra cosa, no matemáticas”, “la ingeniería no…

Por Paula Umaña

Tiempo de Lectura: 5 minutos
Estereotipos y factores culturales desalientan a las mujeres a estudiar carreras STEM
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“¿Por qué te vas a meter en un gremio tan masculinizado?”, “Mejor estudiá otra cosa, no matemáticas”, “la ingeniería no es para mujeres”. 

Aunque suenen a expresiones odiosas, son comunes en la vida de las mujeres que deciden dedicar su vida profesional a carreras relacionadas a la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés); y que enfrentan a diario los estereotipos enmarcados en dichas profesiones.  

Para el 2017, en las carreras enmarcadas en Ciencias Básicas de las universidades estatales, se encontraban 10 309 hombres matriculados frente a 4 109 mujeres, según datos del Consejo Nacional de Rectores (Conare). 

Lo mismo sucedía con las facultades de ingenierías, en el que la diferencia entre ambos géneros alcanzó más de 4 400 matriculados, que inclinaban la balanza hacia los hombres. Esta tendencia no es de los últimos años, si no que se ha mantenido desde siempre. 

Reproducción de estereotipos

Vanessa Smith, psicóloga de la Universidad Costa Rica, explicó que hay estereotipos que expresan, de forma explícita e implícita, la idea de que los estudios y carreras STEM son de dominio masculino.

Esto, puede afectar de forma negativa el interés y la motivación de las mujeres desde edades tempranas, así como su dedicación y rendimiento en estas áreas, según comentó la psicóloga.

Así lo recuerda  Samara Montenegro, ahora dedicada a la matemática pura y la investigación en la UCR. “Me acuerdo un día que en una fiesta de la alegría a mis compañeros les regalaron un juego de química, y a nosotras una barbie”, contó. 

La matemática conoce bien, y ha experimentado, los estereotipos que aún persisten cuando se habla de carreras STEM; relacionados con los roles de género tradicionales y que provocan que las mujeres ni siquiera tomen en cuenta estas carreras a la hora de decidir sobre su futuro. 

“En matemáticas uno casi no tiene compañeras ni profesoras. Por supuesto tuve compañeras, pero éramos una minoría muy clara; y en toda la carrera solo tuve una profesora”, contó Montenegro.  

Entre los otros factores que contribuyen a que las mujeres tiendan a seguir en menor proporción carreras vinculadas con las ciencias, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), incluye normas culturales y sociales que influencian las percepciones acerca de sus capacidades, a través de las creencias de sus cuidadores y profesores. 

La ausencia o presencia de políticas públicas y las medidas dirigidas a promover la igualdad de género, también son aspectos que determinan la participación de las mujeres en la educación y carreras STEM. 

Carreras “masculinas”

Gabriela Alvarado también dedica su vida a una profesión tipificada como “masculinizada”. Desde hace 10 años se desempeña como ingeniera civil y durante su carrera topó con lo mismo que Montenegro: ella y sus compañeras eran la minoría. 

A diario, en el campo, continúa siéndolo frente a ingenieros, constructores o arquitectos. Sin embargo, aseguró que con firmeza en su trabajo ha logrado el respeto de quienes la rodean en su ámbito laboral. 

“En el campo uno se topa de todo (…) hay personas que les cuesta aceptar que es una mujer la que está a cargo del proyecto”, afirmó la ingeniera. 

Tanto Montenegro como Alvarado, aseguran que desde la educación primaria y secundaria se reproduce la desinformación respecto a las carreras, así como las creencias de que las mujeres deben dedicarse a profesiones más “suaves”. 

“Cuando yo les conté a mis profesores de mate que iba a estudiar eso, me dijeron que era una mala idea, que estudiara otra cosa”, contó Montenegro. 

Así también le sucedió a Alvarado, que aunque siempre contó con el apoyo de su familia, muchas veces tuvo que recibir comentarios negativos de otras personas por su decisión de estudiar lo que quería. 

Internalización de roles 

Un estudio realizado por la Universidad de Costa Rica (UCR), el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y la Universidad Nacional (UNA) mostró, a grandes rasgos, que la internalización de las creencias tradicionales sobre los roles de hombres y mujeres, aumenta la idea de que los hombres y mujeres no son iguales en capacidades en el área de matemática. 

Según el estudio, estos factores afectan la autoeficacia matemática de las mujeres, y por ende impacta en su desempeño en las pruebas de admisión  y bachillerato. 

La muestra del estudio fue de 920 jóvenes (50% mujeres), provenientes de colegios públicos del gran área metropolitana y con 905 estudiantes (51% mujeres) de las universidades estatales que aplican examen de admisión, entre enero del 2014 y junio del 2016. 

Las mujeres también se enfrentan a un fenómeno conocido como “efecto tijera”, que Smith explicó cómo la brecha de género en ciencia, que aumenta significativamente durante la transición desde los niveles de bachiller a niveles superiores como el doctorado, o bien dentro de ámbitos de investigación. 

Es decir, entre más avanzan los niveles académicos en las carreras STEM, la brecha entre hombres y mujeres se acentúa. Algunas veces, porque las mujeres deben dedicar más tiempo a las labores domésticas y a la maternidad. 

Aunque los estereotipos de género continúan reproduciéndose en estas carreras, las estadísticas parecen ir inclinándose, poco a poco, a favor de las mujeres. 

Según datos de la plataforma Hipatia, del Estado de la Nación, para el año 2017 la titulación de mujeres en áreas científicas y tecnológicas reportaba una tasa de crecimiento promedio anual de 11,8 %, mientras que la de los hombres era de 7,9 %. 

Sin embargo, este crecimiento se reporta más acentuado en las carreras de ciencias médicas. 

Sector empresarial 

Las brechas no se dan únicamente a nivel educativo: al interior de las empresas también experimentan estas diferencias. 

Un estudio Las brechas de género en ciencia, tecnología e innovación en América Latina y el Caribe, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Según dicho análisis, más del 40 % de investigadores en América Latina son mujeres y, en las empresas, el porcentaje de mujeres que investigan se sitúa entre el 18 % y 28 %.

Asimismo, el estudio Mujeres & Empresas presentado por la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep), señaló que únicamente el 14 % de las compañías en el país tiene a mujeres en puestos de dirección ejecutiva. 

María Balbás, directora Global de la empresa Elev8 (un centro de aprendizaje para capacitación de líderes, ejecutivos y expertos de Tecnología de Información), aseguró que en un mundo tecnológico cambiante, cada vez es más necesario el talento tanto femenino como masculino en las áreas STEM. 

No obstante, sabe que las mujeres optan menos por este tipo de carreras; y que también topan con la brecha a la hora de entrar a las empresas. 

Por esto, Balbás explicó que se debe trabajar desde las políticas empresariales para favorecer a la disminución de las diferencias entre géneros. Además, la empresaria aseguró que “también debemos actuar sobre la propia mujer y la cultura de la organización”. 

“A veces la mujer no tiene la confianza en sí misma, para de alguna manera dar el salto en la carrera. Tenemos que trabajar la autoconfianza y en ciertas competencias necesarias para tener mayor presencia e impacto en las organizaciones, que desarrollen su propio estilo de liderazgo, un liderazgo auténtico”, dijo Balbás. 

Transformaciones: ¿cómo? 

La Unesco hace una serie de recomendaciones para disminuir las brechas de género, como fortalecer el interés y la motivación en las niñas para continuar con carreras STEM. 

Asimismo, trabajar en derribar las ideas tradicionales sobre roles de género y capacidades innatas entre los familiares y cuidadores de los infantes y adolescentes. 

A nivel del sistema escolar, la organización pretende que se trabaje en las percepciones de los docentes, así como sus habilidades para desarrollar y ofrecer planes de estudio que promuevan la igualdad de trato en los estudiantes. 

Además, dentro de las recomendaciones también se incluye la promoción de políticas públicas de inclusión y equidad de género.