Redacción El Observador
Dicen que el karma opera de maneras inesperadas y a veces muy en el corto plazo. Esto fue lo que pasó en San Diego, California, días atrás cuando una clienta de un local de Starbucks quiso humillar a uno de los colaboradores cuando este no la quiso atender porque ella no llevaba mascarilla.
Amber Lynn Gilles difundió en Facebook su queja contra Lennin Gutiérrez, un joven dude origen latino, porque este no la quiso atender hasta que ella utilizara alguna medida de protección contra el coronavirus.
“Conozcan a Lenen (sic) de Starbucks que se negó a servirme porque no estoy usando una mascarilla. La próxima vez esperaré a la policía y presentaré una exención médica”, escribió enojada en su cuenta en esta red social.
Lejos de obtener las respuestas que esperaba, la mujer fue blanco de duras críticas por su forma de actuar y, ante todo, de exponer al joven quien solo estaba cumpliendo con su labor.
Fue entonces cuando un hombre llamado Matt Cowan inició una campaña en GoFundMe para recaudar propinas para Gutiérrez. A los pocos días la iniciativa recaudó $100.000 y el joven barista ya recibió el dinero. En declaraciones a los medios locales, el muchacho asegura que guardará la plata para estudiar más adelante baile profesional.
Sin embargo, la mujer reaccionó de manera aireada al saber la noticia y ahora reclama parte del dinero entregado a Gutiérrez, al tiempo que adelantó que lo demandará por “discriminación”. Por eso iniciará una campaña en GoFundMe para recaudar fondos para el pago de los honorarios de sus abogados.
“Fue discriminación y todos están de acuerdo con eso y permiten y recompensan este tipo de comportamiento”, dijo ella al canal KGTV durante una entrevista que le realizaron el pasado martes y en la que aseguró que ella sufre de problemas de salud que le “impiden” usar mascarillas.
Para “comprobarlo” presentó un examen pélvico del 2015 que indicaba de “probable fibroma exofítico que surge de la pared anterior del útero que mide un tamaño de 2,9 cms” y “un quiste ovárico izquierdo simple de 2,5 cms”.
Luego, mostró una nota escrita mano realizada por un quiropráctico en la que apunta a “condiciones respiratorias subyacentes que le impiden usar una máscara o cualquier tipo de cobertura facial. Por favor contáctenme en caso de preguntas”.
Cuando le preguntaron por qué el quiropráctico estableció un aparente diagnóstico respiratorio ella espetó: “Porque están dedicados a brindar atención y tratamiento personalizado no invasivo. Ellos son verdaderos doctores”.
“Tengo dificultad para respirar, mareos y el latido de mi corazón se desordena. También tengo asma, y me provoca acné. Así que están sucediendo varias cosas y no sólo eso, sino que ni siquiera funcionan. Yo soy la que necesita la disculpa. He sido discriminada, soy la que está enferma”, finalizó.
