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El rostro del desempleo en las zonas costeras: hambre y cuentas bancarias en cero

“Muchos en la zona de Guanacaste pasamos de tener una estabilidad económica y un bienestar social a depender de la…

Por Elizabeth Rodríguez

Tiempo de Lectura: 4 minutos
El rostro del desempleo en las zonas costeras: hambre y cuentas bancarias en cero
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“Muchos en la zona de Guanacaste pasamos de tener una estabilidad económica y un bienestar social a depender de la beneficencia y de la solidaridad de los costarricenses”, confesó José Murillo, quien llevaba 27 años de trabajar como guía turístico.

Murillo es uno más de los tantos desempleados que viven en las zonas costeras y quienes se han visto impactados por los efectos que causó la crisis sanitaria del covid-19.

Se trata de regiones cuya economía está estrechamente ligada al quehacer turístico. Se trata de una industria que le representó al país el 8,2% del Producto Interno Bruto sumando los aportes directos e indirectos, según las cifras más recientes del Banco Central.

Casos de desempleo por doquier

Pero ese beneficio descoló a Karen Álvarez, vecina de Villareal en Tamarindo. Esta madre de una hija de tres años también se convirtió en una desempleada más del turismo. Lo mismo le pasó a sus papás y a su esposo, quienes también perdieron sus trabajos.

“La luz no se deja de pagar, ahora los chiquillos tienen que tener internet por las clases… gracias a Dios tengo una computadora que está hecha pedazos pero sirve”, aseguró Álvarez.

La madre relató que cuando llegan ayudas de organizaciones sin fines de lucro, como “Reactivemos la Esperanza”, ese plato de comida se lo entrega a su padre, y ella comparte otro con su hija.

“La situación es muy dura y además con como está el dengue aquí, no se puede estar sin luz por el abanico en las noches. Además estar aumentando recibos como que no”, añadió.

Su esposo ha ido a limpiar piscinas y tiene trabajitos temporales, como le llama ella, pero apenas alcanza para pagar gastos fijos.

Cifras que escandalizan 

José Murillo y Karla Álvarez le ponen rostro humano a una tasa de desempleo nacional que, con la pandemia, llegó al 23,2% entre los meses de junio, julio y agosto.

Lo anterior de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Se trata de los datos más recientes anunciados el pasado 8 de octubre.

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La población desempleada se estima en 544 mil personas. Estos son 264 mil personas más con respecto al mismo trimestre del año anterior, agregó el INEC.

Por su parte, el Centro Mesoamericano de Desarrollo Sostenible del Trópico Seco (Cemede) de la Universidad Nacional -en su sede chorotega- realizó una encuesta a 727 personas de Guanacaste. Los datos fueron revelados en agosto pasado.

Ellas forman parten del sector terciario de la economía, ya que se dedican (o dedicaban) al turismo, hotelería o restaurantes.

La mayoría de los encuestados tuvo una afectación laboral, principalmente reducción en su ingreso (38,8%), despidos (20,8%), suspensión temporal (17,6%) y reducción de jornada (11,1%).

José Murillo (camisa blanca) en uno de sus tours como guía. (Cortesía)

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Una dura realidad

Al iniciar la reapertura de playas y fronteras se ha percibido mayor movimiento de turismo local. Sin embargo, Murillo aseguró que esto se puede prestar a engaño, porque los precios de los servicios se han venido abajo. Contó que se han visto obligados a cobrar hasta la mitad del precio pre-pandemia.

Desde el 6 de marzo, día cuando realizó su último tour, este hombre ha hecho tres trabajos independientes en turismo. De ellos, dos han sido como chofer.

“Estoy completamente desempleado desde hace siete meses; estamos en una situación de sobrevivencia”, confesó Murillo.

“Nuestro patrimonio familiar se ha visto completamente reducido. Las cuentas del banco están en cero y los ahorros que teníamos para inversiones futuras se nos fueron todos”, prosiguió.

Entretanto, Heriberto Álvarez, quien vive a dos kilómetros de Tamarindo centro, ha trabajado toda su vida como salonero en restaurantes frente al mar.

Perdió su empleo el 13 de marzo: “Fui de los primeritos que se fueron”, y tuvo que dejar de vivir en unión libre con su pareja y regresar a la casa de su madre.

“Ahora todos tenemos las esperanzas puestas este noviembre, ya que el Hotel Diriá anunció su apertura así como otros hoteles. Esperemos que poco a poco comencemos a trabajar”, anheló Heriberto.

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Un plato de comida diario

La organización Reactivemos La Esperanza ha sido una ayuda enorme para todos estos vecinos de Guanacaste, quienes dependían al 100% de la actividad turística.

“Ha sido un alivio porque de pasar a no tener suficiente dinero para comprar un diario, a poder comer todos los días, es demasiado. Así podemos desviar nuestros pocos ingresos para cubrir nuestras cuentas”, explicó Murillo.

Esta iniciativa pretende darle trabajo a toda una cadena de suministros: desde el pescador y la señora que vende tortillas hasta el transportista y el restaurantero, con el fin de prepararle un plato de comida a las personas que perdieron su empleo.

Los dueños de establecimientos que deseen ser parte de este movimiento de solidaridad, pueden registrarse aquí y sincronizar el cupón como forma de pago.

“Los platos de comida que generosamente donan los habitantes de nuestra Costa Rica, multiplacarán los panes porque darán de comer a quien perdió el empleo por el turismo, pero también activará restaurantes y sodas cerrados”, explicó el organizador del movimiento.

https://www.facebook.com/ReactivemosEsperanza/posts/168483624920412

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