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El desempleo y la tan esperada propuesta laboral

Por María José Vargas para El Observador De tantos temas en el mundo laboral he decidido escribir acerca de este…

Por Desde la Columna

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El desempleo y la tan esperada propuesta laboral
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Por María José Vargas para El Observador

De tantos temas en el mundo laboral he decidido escribir acerca de este en particular: el desempleo y la esperada propuesta en torno al trabajo.

Desde hace un tiempo vengo encontrándome con diferentes experiencias de candidatos que por algún motivo se encuentran desempleados y necesitan reintegrarse al mundo corporativo. Candidatos que llevan más de 6 meses en búsqueda de oportunidades laborales y llevan semanas sin recibir ni una llamada por parte del área de Recursos Humanos para conocer más en detalle de su perfil o para citarlos a entrevista.

Y de pronto, el panorama cambia y no sólo llega una llamada telefónica sino también un mensaje por Linkedin, y hasta un proyecto para trabajar por tiempo definido muy atractivo.

Y así, en una misma semana, se encuentran participando en al menos tres procesos de selección,  en empresas de diferentes sectores y puestos con diferentes alcances; todas muy buenas oportunidades en general. 

He aquí cuando se cree que la situación va a mejorar y que los “problemas laborales” están cerca de terminar. No obstante,  en algunas ocasiones tantas opciones pueden llegan a complicar el panorama -aunque personalmente no lo creo así- .

Un tiempo prudencial

Sin embargo, esa es la lectura que algunas empresas hacen, ya que deberán dar un tiempo estimado a la persona que está desempleada para evaluar si quiere o no aceptar la propuesta laboral que se le extendió.

Existe un mensaje tácito que si un candidato se encuentra desempleado debería de aceptar de inmediato una oferta laboral, porque es su “tabla de salvación” su “única oportunidad” de emplearse en el corto o mediano plazo. La creencia es que, prácticamente, debe aceptarla y enviarla firmada el mismo día en que se le extendió.

Pero ¿Qué pasa cuando esta persona está también esperando con ansias otra propuesta laboral? ¿O bien, quiere tomarse un par de días para pensar si quiere aceptar ese trabajo ya que necesita meditar con la almohada los “pros y contras” de esa propuesta? ¿Cómo maneja esta situación? Tanto tiempo que esperó por esta oportunidad y ahora que llegó no se siente 100% seguro de aceptar.

¿Y si quiere tiempo para decidir?

De todas estas preguntas pueden salir un sin número de respuestas, y aunque las  alternativas se desvían de lo que quiero resaltar deseo invitar a reflexión para las distintas empresas que practican ese mensaje tácito.

¿Qué pasa si un candidato les pide tiempo para evaluar una propuesta laboral? Usualmente la respuesta es que inmediatamente se vuelve a ver al segundo candidato en fila  ya que significa que el primero no está lo suficientemente interesado en el puesto o en la empresa; esto basado en que, como está desempleado debería de aceptarla de inmediato.

¿Cuántos egos organizacionales está enfrentando el candidato al pedir tiempo? ¿Será capaz de vencer cada uno de estos egos? ¿O morirá en el intento? Muchos mueren en el intento ya que pidieron tiempo y después de transcurrir tan sólo un día, la empresa decidió retirarle la oferta. Su pecado: estar desempleado y pedir tiempo.

Mi reflexión es que: debemos entender que una oferta, para muchos profesionales, es más que una oferta laboral: es una carrera profesional. Es una decisión, un compromiso que impacta la vida familiar, un estilo de vida, la posibilidad realizarse profesionalmente, en fin son muchas cosas las que están en juego cuando un candidato y en este caso desempleado le dice a su próximo empleador “¡sí, acepto”.

María José Vargas, Human Resources Business Partner
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