Tomás Gómez
A mediados de abril, cuando las autoridades alardeaban de “un manejo exepcional de la pandemia” en Costa Rica, el Imperial College London, una prestigiosa universidad inglesa publicó un estudio en el que advertía que las muertes podrían contarse por miles en el país.
La noticia circuló cuando no se llegaba ni a la decena de muertes. A nueve meses de la detección de los primeros casos de covid-19 en el país, sin embargo, el avance de la pandemia evidencia que el análisis no estaba equivocado.
El estudio en cuestión se denominó “Impacto global de COVID-19 y estrategias para la mitigación y supresión“. Con un modelo matemático de Neil Ferguson se revisaron los datos que se esperaban para 202 naciones.
Las mediciones se proyectaron a 18 meses -plazo en el que se esperaba la vacuna- y previeron para Costa Rica:
- Escenario más positivo: los contagios llegarían a 267.000, con la posibilidad de 1.024 muertes. Además, un total de 6.000 infectados estarían necesitando atención hospitalaria.
- Escenario medio: con 1,23 millones de casos, 30.000 pacientes requerirían hospitalización y 5.000 de ellos morirían.
- Escenario sin control: si no se hubieran tomado medidas hasta el 90% de la población se contagiaría (4,5 millones) y 30.000 morirían.
Con el paso de los meses y la evolución de la pandemia, las proyecciones más optimistas cayeron.
El umbral de los 1.000 decesos se alcanzó el 7 de octubre y para diciembre se superaron los dos millares, cerrando el año con un total de 2171 víctimas asociadas al covid-19.
Perfil de letalidad
La primera muerte por COVID-19 se registró el 18 de marzo y fue un hombre, de 87 años y vecino de Alajuela, un perfil que predomina en las estadísiticas de mortalidad.
Hombres, adultos mayores y vecinos del Valle Central siguen encabezando la estadística.
La contabilidad, sin embargo, sigue en proceso de análisis pues aún no se hace la diferencia entre los muertos a causa del covid-19 y quienes pese a estar contagiados fallecen por causas ajenas.
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Existe una comisión interinsitucional con entes como el OIJ, Salud y la CCSS para analizar los casos, pero sus avances han sido lentos.
El corte con los primeros 212 muertos determinó que el 10% no respondían directamente al virus, sin embargo no hubo más actualizaciones de dicho grupo de trabajo.
