Entrevista

Costa Rica a las puertas de nuevo récord de decomiso de droga

Por segundo año consecutivo, el país se encamina a batir el récord de decomiso de drogas. Al 29 de octubre…

Por Paulo Villalobos

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Costa Rica a las puertas de nuevo récord de decomiso de droga
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Por segundo año consecutivo, el país se encamina a batir el récord de decomiso de drogas.

Al 29 de octubre pasado, la Policía de Control de Drogas (PCD) registró incautaciones por 29,7 toneladas de cocaína y marihuana; apenas 2,1 toneladas menos que en todo el 2018.

La tendencia de decomiso está marcada por la sobreproducción de cocaína en Sudamérica y un mayor consumo de marihuana en Costa Rica, así como la actualización de los cuerpo policiales en términos de estrategia y equipo.

A esa conclusión llegaron el ministro de Seguridad Pública, Michael Soto, y el director ejecutivo del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD), Guillermo Araya.

Las estadísticas mantienen como la droga más decomisada a la cocaína, seguida por la marihuana en picadura y planta, el éxtasis, la ketamina, entre otros.

Sin embargo, los datos también reflejan una tendencia a la alza en la incautación de drogas sintéticas; aquellas que se preparan en laboratorios, para incrementar sus efectos.

Drogas de diseño: lo nuevo

Hacia el final de la última década, las policías costarricenses encontraron una mayor variedad de drogas; expandiéndose la familia de las nuevas sustancias psicoactivas (NPS).

Ese tipo de estupefaciente -cuya presentación más común es en pastillas- es principalmente consumido por jóvenes de entre 16 y 30 años.

Usualmente son encontradas en zonas de bares y clubes nocturnos, aunque cada vez están más presentes en los decomisos hechos a puestos de venta de drogas.

Sin embargo, esas sustancias por ahora permanecen en un estrato social medio-alto.

Una dosis de éxtasis tiene un costo de entre ¢7.000 y ¢10.000 en la calle, lo cual sube hasta los ¢20.000 en lugares donde se reúnen jóvenes; de acuerdo con el ministro de la cartera, Michael Soto. En cambio, en Estados Unidos o México, esa droga tiene un precio de entre $1 y $5 (¢566 y ¢2.830, respectivamente) por su popularidad. La piedra de crack (derivado de la cocaína), en contraste, tiene un costo de ¢500 y ¢1.000, según el director ejecutivo del Instituto sobre Drogas, Guillermo Araya.

“Probablemente en una década, el consumo de cocaína o marihuana van a estar en un estrato de la población y el consumo de las NPS va a estar en otro estrato de la población. Pueda que sus precios se vuelvan mucho más accesibles y se popularice más”, dijo Soto.

Pese al costo, las incautaciones de éxtasis se multiplicaron: los cuerpos de policía lograron decomisar 20 veces más esa sustancia en 2019, respecto al 2016.

En ese mismo periodo también se registró un repunte en las incautaciones de LSD y los primeros decomisos de ketamina, K2/Spice y morfina.

Dominio de coca

Pese a las alzas en las incautaciones de las sustancias de diseño y la popularización de la marihuana, la droga que predomina en los decomisos es -nuevamente- la cocaína.

Ese estupefaciente dominó las drogas incautadas por los cuerpos policiales en los últimos 10 años. El principal cambio en dicho periplo, es que se duplicó la cocaína decomisada en 2009, respecto a la de 2018; al pasar de 12 toneladas a 26 toneladas.

De acuerdo con el director ejecutivo del Instituto sobre Drogas, Guillermo Araya, destacó que en el caso de la cocaína sobresale el cambio en el abordaje que se dio en la década.

Esto último porque se pasó de una proclama de un mundo sin drogas, mediante el combate frontal a la cocaína, a una estrategia contra el capital de las organizaciones delictivas. Cada kilogramo de esa droga, tiene un costo de entre $7.000 y $10.000.

Con ello se pretende cortar el flujo de dinero, para evitar que se diversifiquen otras actividades delictivas, como el tráfico internacional de drogas y personas, la corrupción o la pornografía infantil, por mencionar algunos.

En ese punto se han vuelto trascendentales las alianzas con Estados Unidos, Colombia, Ecuador y Panamá, para el patrullaje de los océanos, que es por donde se da el mayor flujo de la droga desde el sur y hacia el norte del continente.

Tanto Araya como el ministro de Seguridad Pública, Michael Soto, coincidieron en que esa medida ha sido hasta ahora una de las más eficaces.

Para esa labor, las policías nacionales ya cuentan con buques, lanchas rápidas, helicópteros y un nuevo avión radar, así como equipos tácticos acuáticos.

Mercancías contaminadas

Uno de las modalidades recientemente identificadas, con las cuales el narcotráfico busca hacer llegar la cocaína a Europa, es a través de los contenedores de mercancías lícitas.

Durante el último año, la Policía de Control de Drogas detectó en los puertos de Limón, 10 cargas contaminadas. Con esto se decomisó cerca de 6 toneladas del estupefaciente.

No existe registro hasta ahora de cuántos contenedores arribaron al viejo continente con cocaína en su interior. El más reciente caso de este tipo se dio el 22 de noviembre, cuando la Policía Nacional de España encontró 426 kilogramos de cocaína ocultos en un cargamento de fibra de coco que provenía de Costa Rica.

“Lamentable escuchar esa cantidad de contenedores de productos costarricenses que han sido contaminados. Nosotros por años hemos abogado para la instalación de escáneres en los diferentes puertos del país. Esto no afecta solo a los exportadores, afecta la imagen de Costa Rica. Es un tema nacional que debimos haber resuelto hace muchos años”, indicó la presidenta de la Cámara de Exportadores (Cadexco), Laura Bonilla.

Por su parte, el director ejecutivo de la Cámara Costarricense de Navieros (NAVE), Alfredo Salas, se limitó -por motivos de seguridad- a manifestar que ha existido una coordinación con la División Marítimo Portuaria del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), la Policía de Control de Drogas, Embajada de Estados Unidos así como la Cámara Nacional de Transportes de Carga (Canatrac).

El ministro de Seguridad Pública, Michael Soto, explicó que para la revisión de contenedores la Policía de Control de Drogas efectúa perfiles para posteriormente pasarlos por escáneres y hacer revisiones a lo interno de estos. También negó que en la modalidad estén vinculados empresarios lícitos.

Legalización: ¿una posibilidad?

El Observador consultó al ministro de Seguridad Pública, Michael Soto, y al director ejecutivo del Instituto sobre Drogas, Guillermo Araya; sobre sus posturas en cuanto a la legalización de la cannabis sativa, popularmente conocida como la marihuana.

Categóricamente, el primero de los jerarcas se manifestó en contra, mientras que el segundo dijo que no comentaría, pues no es un tema que esté en discusión en la Asamblea Legislativa o el Gobierno de la República.

El consumo de esta droga es el más popular en Costa Rica y se da en tres presentaciones: en planta, picada o en resina (conocida como hachís). Según su tipo, una onza de la droga cuesta ¢30.000 (high red) y ¢80.000 (creepy). El hachís, en cambio, ¢15.000 el gramo.

Para Soto, su posición sobre la legalización del cannabis con fines recreativos cambiaría si con ella se garantizara una disminución en los índices de criminalidad. Esta situación que no ha sucedido en Uruguay o en algunos estados de Estados Unidos, como Colorado; de acuerdo con análisis de criminalidad, hechos por el titular. También el ministro expuso la necesidad de que esa discusión se lleve a cabo a lo largo del continente, con expertos de diferentes áreas.

Por ahora, ambos jerarcas prometieron mantener su persecución contra marihuana.

En su única intervención sobre el tema, Araya recordó que el Ministerio de Salud tiene pendiente una serie de ajustes para hacer ordinario el uso de cannabis como medicina.