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Antes de la Gran Final, manudos viven con alegría y esperanza

El fútbol debería de vivirse cómo una fiesta y eso es justamente el ambiente que se vive en las afueras…

Por Marco Marín

Tiempo de Lectura: 2 minutos
Antes de la Gran Final, manudos viven con alegría y esperanza
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El fútbol debería de vivirse cómo una fiesta y eso es justamente el ambiente que se vive en las afueras del Estadio Alejandro Morera Soto de cara al paetido de vuelta de la Gran Final ante Herediano.

Luego de la derrota, 1-0, el domingo pasado en el primer encuentro de la serie final, la afición manuda llega a un cuarto partido seguido ante los florenses con una actitud un poco más cauta, algo que se refleja en sus declaraciones.

Claro está, sin dejar de pensar que este diciembre les dejará la soñada #30. Así lo señalo Jorge Jiménez, de 56 años.

Aficionados de Alajuelense y Herediano en el estadio Alejandro Morera Soto previo al definitivo partido del torneo de Apertura 2019. Foto Carlos González / Agencia Ojo por Ojo.

“Espero que se reverse el marcador de la semana pasada. Lo que más me preocupa es que llevamos tres partidos seguidos, no hemos podido anotar. Hay que jugar por bajo”, afirmó.

Ante la consulta de si este es el año de la treinta, no dudó en responder, “sí, esa es la fe”.

Y es que tras perder la serie final de la segunda fase, justamente ante los rojiamarillos, los manufos tuvieron que hipotecar la ventaja deportiva de la Gran Final, al ser el mejor equipo de la fase regular.

No obstante, la confianza en el equipo no escasea, más con la presencia de un ídolo de la afición local, como Josef Miso, hizo su llegada al reducto rojinegro caminando.

En el recorrido al estadio, el europeo se tomó fotografías con aficionados que se acercaron en grupos a compartir un momento con el goleador histórico y dio su opinión para que el equipo de sus amores le de la vuelta al marcador.

“Uno como liguista tiene toda la esperanza y expectativa de que vamos a ganar. Hay que buscar anotar rápido, pero si no se logra, no desesperarse. El partido dura 90 minutos”, aseguró.

A falta de una hora para que el central Henry Bejarano de el pitazo inicial de este trascendental, ese es el aire que rodea las inmediaciones del reducto manudo, ese que su feligresía cariñosamente bautizó cómo “La Catedral”.

Las filas son numerosos y en las gradas ya se vive una fiesta. Queda por ver si su equipo le logra dar la vuelta a la serie y conseguir la añorada copa.