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Acuerdo entre Serbia y Kosovo anunciado por Trump siembra dudas en los Balcanes

(Belgrado). El presidente estadounidense Donald Trump anunció entre grandes elogios un acuerdo entre Serbia y Kosovo, que le ha valido…

Por AFP

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Acuerdo entre Serbia y Kosovo anunciado por Trump siembra dudas en los Balcanes
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(Belgrado). El presidente estadounidense Donald Trump anunció entre grandes elogios un acuerdo entre Serbia y Kosovo, que le ha valido ser propuesto una segunda vez para el Nobel de la Paz, pero quienes están en el centro de este conflicto, uno de los más espinosos del Viejo Continente, tienen dudas sobre su contenido.

“No sé cómo va ayudar a los serbios y a los kosovares”, dice a la AFP Olivera Radovanovic, jubilada de 88 años en Belgrado. Un sentimiento bastante extendido entre los habitantes de la región. “Parece político. Trump no inspira paz. No sé por qué obtendría” el Nobel, afirma.

Más de 20 años después de la guerra, las relaciones entre los dos vecinos aún son tensas y complejas. Serbia sigue rechazando reconocer la independencia de su antigua provincia de mayoría albanesa proclamada en 2008.

Desde hace años, la Unión Europea intenta sofocar los numerosos asuntos que les enfrentan. Pero Donald Trump anunció que su administración lo había logrado gracias a un acuerdo centrado en la economía, un “gran avance, algo que nadie habría creído posible”, aseguró.

Poco después se supo que los documentos firmados por el presidente serbio, Aleksandar Vucic, y el primer ministro kosovar, Avdullah Hoti, eran “cartas de intención” separadas.

Desvío por Oriente Medio

El presidente estadounidense firmó por su parte un documento que reconoce que “las dos partes van a trabajar juntas”, según su enviado.

Para Pavle Jevremovic, exembajador de Serbia en la ONU, “esto no se puede considerar como un documento jurídicamente vinculante”, a pesar de que la implicación de Estados Unidos le confiere peso político.

El contenido de 16 puntos también provocó algunos sobresaltos. Se supone que el acuerdo es un pacto de normalización económica que debe convertir a los Balcanes en una región “más segura”. Pero también pasa por Oriente Medio.

Kosovo aceptó un reconocimiento mutuo con Israel, mientras que Serbia siguió los pasos de Estados Unidos y anunció el traslado de su embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.

Donald Trump, que acaba de organizar la firma de acuerdos históricos de Israel con Emiratos Árabes Unidos y con Baréin, celebró “otro gran día para la paz en Oriente Medio”, suscitando comentarios irónicos de los internautas sobre la amplitud de sus conocimientos geográficos.

Según Fron Nahzi, analista en McCain Institute for International Leadership, es evidente que el presidente Trump está en campaña electoral.

“La audiencia objetiva es una franja de electores en los Estados clave, como son las comunidades judías en Florida y en Pensilvania y los albaneses nativos que viven en Michigan”, escribe Nahzi en un editorial para el sitio Balkan Insight.

“Lista de deseos”

Los analistas destacan igualmente que los puntos del acuerdo que afectan directamente a las relaciones entre Kosovo y Serbia no son realmente nuevos.

Algunos reiteran compromisos precedentes adoptados bajo los auspicios de Washington, como las conexiones aéreas y ferroviarias, mientras que otros atañen a proyectos que se discutieron con el amparo de Bruselas.

“La verdad es que el acuerdo es delgado en términos de precisiones y no cuenta con mecanismos claros de aplicación”, dice en Pristina Blerim Vela, comentarista político.

“Como mucho, lo que se puede decir en términos diplomáticos es que han aceptado continuar las negociaciones”, estima Eric Gordy, especialista de los Balcanes en el University College de Londres.

Entre las pistas de posibles avances: un estudio de viabilidad sobre compartir un lago disputado y el compromiso de unirse a un “espacio Schengen” de los Balcanes, lanzado recientemente en la región.

Pero no faltó tiempo para que las dos partes interpretaran el pacto a su manera, sembrando la duda sobre su realización, en particular en caso de derrota de Trump en las elecciones de noviembre.

El primer ministro kosovar ya suavizó la promesa de respetar una moratoria de un año para las solicitudes de adhesión a las organizaciones internacionales. El presidente serbio evita por su parte confirmar si la embajada de Serbia se trasladará a Jerusalén.

De manera que algunos no entienden por qué el diputado sueco Magnus Jacobsson propuso a Donald Trump al premio Nobel de la Paz, habiéndolo calificado de “payaso” en el pasado.

“Creía que daban el premio a quienes hacen algo grande por el mundo”, dice Vera Dibrani, estudiante de 21 años en Pristina.

“¿Qué han hecho estos tres tipos? El acuerdo es solo una lista de deseos que Hoti y Vucic comenzaron a interpretar de manera diferente incluso antes de haber regresado a sus países”, comenta.

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